Lo que es, es; lo que no es, no es… salvo para el VAR

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Debemos la frase ‘lo que es, es; y lo que no es, no es’ al filósofo griego Parménides (quién le iba a decir que por cosas como esta iba a tener hasta una Avenida con su nombre en Málaga). Esto que para todos es una evidencia no lo es para el Video Arbitraje, ese artilugio que venía a convertirse en la herramienta indispensable para que el arbitraje estuviera exento de polémica.

Antes del comienzo de los partidos de esta jornada, los equipos han posado bajo el lema ‘Respeta al Árbitro. Respeta al Fútbol’. Ni que decir tiene que hay que seguir al pie de la letra este lema, pero creo que son los propios árbitros los que nos están llevando por el camino equivocado. Contra el Tenerife hay tres jugadas donde ni el árbitro, ni los que deben auxiliarle en el VAR, hicieron por ganarse el respeto. Galilea tira y estira la camiseta del delantero tinerfeñista Enric Gallego en lo que parece un claro penalti, como en la acción en la que Kevin Medina cae en el área del equipo isleño con un toque por detrás en plena carrera, o el que Lobete reclama por una acción similar. Para todos los presentes en La Rosaleda y los que vieron el partido por televisión, penaltis; para los árbitros no al escudarse en la frase de moda: “no es suficiente para pitarlo”. Y yo me pregunto, ¿cuándo es suficiente y cuándo no? Si el pisotón de Tchouameni a Lino en el derbi madrileño fue penalti, ¿por qué no lo fue el que recibió Lobete en un partido reciente de idénticas características? 

Si quieren echar más leña al fuego, el gol del Málaga frente al Tenerife también es muy interpretable. ¿Tapa o no la visión al portero el jugador que sale del fuera de juego? Si esta misma acción llega a ser contraria a los intereses de nuestro equipo, La Rosaleda hubiera ardido. 

A mi modo de ver, son los árbitros los que deben ganarse el respeto que se merecen en todas las categorías, reconociendo, eso sí, que es una labor tremendamente complicada e ingrata. Lamentablemente, sus decisiones no les ayudan.

Árbitros al margen, el partido del Málaga fue otra vez un aburrimiento porque los jugadores de Pellicer solo crean peligro a cuentagotas. Las estadísticas lo dicen todo: tiros entre los tres palos del Málaga 3 (incluido el penalti fallado por Baturina), por 4 del Tenerife. Además, ‘el Santo’ Herrero tuvo que trabajar más que su colega en la portería rival con 4 paradas, por 2 de Badía.

Estadísticas y el mal juego al margen, los tres puntos se quedaron en casa y eso es lo que cuenta en la lucha por la permanencia de la que el Eldense no está dispuesto a dimitir. La distancia con el descenso sigue siendo de siete puntos, aunque a falta de 14 jornadas para la conclusión de la temporada regular, al Málaga le faltan 14 puntos para los 52 que parecen necesarios para la salvación. 

De un mal partido me quedo con los homenajes previos a Salva Reina y al Unicaja, y con dos nombres propios del equipo. Dani Sánchez, muy cuestionado durante la temporada y al que no se le niega su entrega total, necesitaba un chute de moral como el que le reportó el gol que selló la victoria. El otro nombre es el de Baturina. Esta vez el croata volvió a estar lejos de su mejor versión, esa que solo hemos visto frente al Sporting y Cartagena. Podría decirse que de Baturina ‘na de na’, aunque la afición le concedió el indulto pese a lo mal que tiró el penalti que le paró Edgar Badía. Ya se sabe, “más vale caer en gracia que ser gracioso”. También es verdad que sin balones al área que rematar, Baturina y el delantero que sea lo tendrá más difícil para destacar.

PD ¿De verdad que desde las oficinas de La Rosaleda no se pudo evitar que el Málaga – Tenerife coincidiera en fecha y hora con la final del Carnaval en el Teatro Cervantes?

José Manuel Velasco

Redactor Onda Cero Málaga

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