El fin de semana malaguista dejó varias señales que invitan a pensar que la permanencia empieza a ser algo creíble y no una quimera. La moneda no solo salió de cara, sino que en algunas situaciones cayó hasta de canto siempre en favor de los blanquiazules. Goles que fueron anulados, decisiones arbitrales que caían del lado malaguista justo en el momento adecuado, expulsiones perdonadas, rebotes, postes… el universo conspiró en favor de Pellicer y sus hombres. De vez en cuando viene muy bien que el karma o lo que sea que existe ayude por igual a todos los equipos. El Málaga se ha situado a cinco de la permanencia en un golpe mitad suerte mitad merecimientos.
La primera señal llegó en la noche del sábado. El gol anulado en el descuento a la Ponferradina le sentó de lujo a la moral malaguista. El debut de Juanfran García con victoria y remontando en el último minuto habría sido un chute de moral a un rival directo. Centímetros impidieron que esto ocurriera. Hasta ahora, los rivales malaguistas habían tenido mucha suerte. Sin embargo, este fin de semana los árbitros han tenido mucho que ver con las señales. El Lugo se quedó con 10 ante el Oviedo y el Racing cayó goleado y perdió a dos jugadores por el camino.
Ahora bien, también hubo señales propias. Por primera vez el Málaga rompió una racha más impresionante aún que la de ganar dos partidos seguidos. Ganar en casa con La Rosaleda llena y con un recibimiento previo. Había mucho miedo a eso en Martiricos. Fue una señal el gol, algo de fortuna en la asistencia y el remate. La expulsión de Esteban Burgos que pudo ser y no fue, aunque el reglamento le ampara. Pero por encima de todo, el no penalti del Cartagena. Los blanquinegros pidieron los once metros por unas manos claras de Escassi. Un fuera de juego impidió que se lanzara la pena máxima. Unas señales que hasta este domingo siempre caían en contra de los intereses de la permanencia malaguista.
