Al Málaga no se le puede hacer de noche futbolísticamente hablando y las ocho vidas que le quedan en casa tendrán mucho que ver. El conjunto blanquiazul solo ha conseguido una victoria en lo que va de temporada lejos de sus murallas, así que en la catedral boquerona se venderán prácticamente todas las castañas. Y no es un error matemático, aunque resten siete partidos por disputar en el corazón de Martiricos. La octava es la afición, porque La Rosaleda no tendrá restricción de aforo por primera vez este curso.
Cierto es que todavía no se ha presenciado un lleno en las gradas hasta la bandera -el máximo, 22.128 en el 2-1 contra Las Palmas-, pero este es el momento en el que hay que responder. De seis puntos es el colchón que protege al club del descenso -lo marca el Amorebieta, próximo rival a domicilio para los de Natxo González-, si aquí no se responde, ¿cuándo entonces? Primera RFEF no es una palabra que precisamente ronde la cabeza de la entidad. Sin embargo, el césped manda y el rendimiento mostrado en las últimas fechas ahí es de Segunda RFEF.
El calendario no invita al optimismo, es el que es. Expediciones comprometidas, rivales de la zona noble de la tabla, luchas a vida o muerte… Nadie dijo que fuera fácil. Cartagena, Ponferradina, Huesca, Valladolid, Eibar, Oviedo, Burgos y la afición. Estas son las ocho vidas del Málaga en casa de aquí al final y todo pasa por salvar la primera de ellas este lunes en el reencuentro tras la tensión vivida estos días. Es ahora o no será nunca.
¡ Qué fácil es echarle la culpa a los jugadores de la posición en la que está el Málaga ! Hay siete partidos en casa y punto. La afición ha de ser el jugador número doce, animar,dejarse la garganta y si todos remamos en la misma dirección, la situación será otra. La afición no es un rival más, sino un jugador más y ahora más que nunca ha de ser lo que he dicho líneas más arriba ¡ Aupa Málaga !