Las horas pasan, y el momento de la verdad se acerca. La ya por fin reconocida como ‘final’ por parte de entrenador y vestuario ante el Oviedo está a la vuelta de la esquina. El preparador argentino, gran artífice del cambio de imagen de este Málaga, tiene un plan. La ‘tormenta controlada’ de Pablo Guede pretende acabar con las opciones del Oviedo en La Rosaleda.
En la rueda de prensa previa al encuentro, el bonaerense dejó claro que conoce de primera mano cuál es la situación del equipo, pero que no le tiembla el pulso. La importancia de la cita merece del apoyo de la afición cosa que él ya conocía de antemano. «Lo dije el primer día: creo que la gente se volcó. Nos quedan cuatro partidos, que sabemos que son cuatro finales. Unidos somos mucho más difíciles de vencer».
No obstante, dentro de este caos que supone la motivación extra, también se encuentra la sobreexcitación -un aspecto que el argentino quiere erradicar y controlar-. Algo que ha pasado factura a algunos jugadores y, en concreto, a uno de los más trascendentales de la plantilla. Habló Guede de Alberto Escassi y ese exceso de intensidad que imprime a cada acción. «Veo todos los partidos y los analizo en profundidad. Me di cuenta de que juega con tanto corazón y ese ímpetu, que cometía muchos errores. Le dije que si seguía jugando como hincha, conmigo no iba a jugar más. No es fácil, porque cortarle esas alas es complicado. Lo está haciendo. Prefiero pecar de eso que no correr. Puede ser que varios, con el ansia de querer hacerlo bien, al final hagan lo contrario».
Es por ello que la fiesta del sábado debe convertirse en la ‘tormenta controlada’ de Pablo Guede. Una máquina engrasada que combine lo mejores aspectos de la motivación con el temple y la calma de los profesionales que se lo juegan todo. Tic-tac, las manecillas siguen su curso, y ya son menos de 24 horas las que separan al Málaga de su cita.
Hay que ser optimista no es que el malaga baje es que el malaga b sube a 1 r f ef