No son hermanos ni residentes en Cornellá. Tampoco han trabajado en una fábrica de coches ni se han hecho famosos cantando. Pero sí tienen en común sus apellidos, sus orígenes de barrio humilde y sus ganas de triunfar. Joaquín y Luis son los Estopa del Málaga, los Muñoz blanquiazules, los goleadores que aun sin vestirse con el sayo se pusieron como un rayo para cantar los tantos que dieron el triunfo ante los vallecanos en La Rosaleda casi cuatro meses después.
«¡SE ME PARÓ EL CORAZÓN! CUÁNTAS VECES LO SOÑÉ», JOAQUÍN DIXIT
El gol que abrió el triunfo malagueño y rajó la falda franjorroja llegó cuando ni siquiera habían transcurrido tres minutos. Luca desafinó con un mal despeje de puños a la frontal y Joaquín enganchó el zapatazo para, con cierta ayuda de Martín, sorprender al meta francés. Segundo tanto del extremo de Miraflores y primero de su carrera en el estadio en el que soñó de niño jugar. “¡Se me paró el corazón! Cuántas veces lo soñé… gracias, Málaga, simplemente te amo”, publicó junto a un autorretrato en sus redes sociales al término del encuentro.
A sus casi 22 años -los cumplirá el 10 de marzo-, Joaquín ha encontrado la continuidad que no tuvo ni en el Atlético de Madrid ni en el Huesca. Dueño de la banda derecha, sus compañeros siempre buscan su desborde y sus rivales sus tobillos. Quizás no fue su mejor encuentro el del Rayo, pero su gol lo cambió todo.
Segundo gol de Luis Muñoz
Y el que lo sentenció y partió definitivamente la pana fue el capitán, Luis Muñoz, la apuesta de presente y de futuro. La semana en la que fue renovado su principal valedor, el director deportivo, Manolo Gaspar, el de Nueva Málaga le respondió con gratitud con una volea que tocó tierra antes de dibujar un ángulo inalcanzable para Luca. Como ya hiciera ante el Zaragoza, aunque ahí no sirviera de mucho, el centrocampista se liberó de sus obligaciones como pivote defensivo y mostró sus credenciales de llegador. Con Escassi cubriéndole las espaldas como haría un buen productor musical, todo resulta más sencillo.
Suma y sigue para los Muñoz malaguistas que continúan creciendo sin pastillas de freno. En 2004, los Estopa, David y José, llenaron La Rosaleda en un concierto aún recordado por tierras boqueronas. Ahora, Joaquín y Luis Muñoz sueñan con que un día no muy lejano las voces de ‘ultrarumba’ les acompañen desde la grada para cantar a capela, como Estopa, los goles de la salvación del Málaga.