El Málaga vive el que sin duda es su peor momento del curso 2020-2021. Al cuadro de Sergio Pellicer se le han juntado dos pequeñas crisis que al unirse han formado una algo ya más preocupante. Los blanquiazules han cumplido tres meses sin ganar en casa y seis jornadas sin conocer la victoria en LaLiga SmartBank. Esta dinámica mantiene todavía lejos a los blanquiazules de la zona de descenso, siete puntos de ventaja con respecto al Albacete. Sin embargo, el club de Martiricos ha pasado de ser séptimo clasificado a ser el décimo quinto, un bajón considerable que está afectando un poco a la moral de la plantilla. A pesar de ello, el Málaga sigue teniendo su resiliencia.
Pellicer reconoció los errores propios y de sus jugadores. El técnico está manejando con calma la situación. No es la primera gran tormenta que sortea como preparador boquerón. El de Nules ya sabe lo que es estar varias jornadas sin ganar y en una situación algo más peliaguda. Fue el curso pasado. Tras su aterrizaje en el primer equipo, Pellicer reflotó la nave con rapidez. El de Castellón pulverizó desde el primer instante las cifras de Víctor Sánchez del Amo. Fue la pandemia del coronavirus la que puso punto y final a aquella dinámica.
La vuelta del fútbol en junio, en lo que fue conocido como el desconfinamiento o desescalada, arrojó la peor racha de resultados posibles. Tras el regreso de la competición, el Málaga acumuló cinco jornadas sin vencer. Derrota ante el Huesca y pinchazos en forma de empate contra Tenerife, Extremadura y Lugo. Una tensión brutal parecía hacerse cargo del vestuario cuando llegó la ansiada victoria ante el Girona justo en el momento adecuado. De no haber ganado aquel partido de la jornada 36, el Málaga hubiese entrado momentáneamente, y quien sabe si no para siempre, en puestos de descenso a Segunda B.
Es por eso que a pesar de su poca experiencia en el fútbol profesional como primer entrenador, Pellicer cumplió un año en el cargo hace dos semanas, el de preparador malacitano sí que sabe lidiar con crisis tanto deportivas como institucionales. El enfrentamiento de esta jornada ante el colista, un Alcorcón que parece haber perdido el efecto Anquela, se califica como de jornada clave en el seno del vestuario malaguista. Algo más calmado, tras la tensión de la derrota contra la Ponferradina. El Málaga espera hacer gala de su resiliencia.