La jornada malaguista no ha podido ser positiva. Los blanquiazules jugaron un gran partido ante el Zaragoza en La Rosaleda pero no pudieron sumar. El gol en el minuto 85 del encuentro supuso la primera derrota en casa en meses. Un resultado injusto que acerca de nuevo a los de Martiricos a los puestos de descenso y que aparca, de momento al menos, el sueño de cotas mayores que se había levantado en la ciudad tras la racha de tres victorias consecutivas que colocó al equipo a solo tres puntos de los puestos de play-off de ascenso. Los dos encuentros sin ganar ante Las Palmas y los maños han puesto la sexta plaza muy lejos nuevamente.
Los deberes del Málaga serán por la permanencia. En ese camino parece muy claro que el objetivo marcado por el vestuario es el de conseguir sumar 50 puntos cuanto antes. La permanencia está situada en esa cifra, aunque el ritmo de puntuación de los de abajo amenaza con ponerla un poco más cara si cabe este curso. Los de Pellicer tendrán que disputar seis de los once partidos que quedan en casa, alguno de ellos contra rivales directos como Albacete, Extremadura o Dépor. Si las cuentas no fallan, ganar cuatro partidos sería suficiente. Nadie se fía en el vestuario pero los números están ahí.
La plantilla ha remarcado claramente su mensaje esta semana. Entrenador y jugadores han salido en cada una de las comparecencias publicas a dejar claro que solo están pensando en llegar a los puntos necesarios para quedarse otro año en Segunda. Un objetivo que podía parecer poco ambicioso al principio, pero que con todos los problemas que ha habido durante el curso sabrá a gloria para jugadores y afición.