Hecatombe es la palabra que se acerca más a definir lo que está sufriendo el Málaga CF. Con su destitución habiendo sido ya oficial, la deuda deportiva que deja Natxo González a Pablo Guede es mayúscula.
Los resultados no han acompañado desde el primer minuto de su llegada. Arrancó con una derrota en Miranda de Ebro que, a priori, no cuenta como suya por no haber tenido margen de maniobra ni entrenamientos suficientes. Desde entonces, la cosa no mejoró en absoluto. De los 10 partidos disputados como entrenador blanquiazul, 3 empates -Zaragoza, Cartagena y Ponferradina-, 1 victoria -Amorebieta- y 6 derrotas.
Paradójicamente, los resultados podrían ser lo menos importante. El vestuario del club de Martiricos no hizo muchas migas con el vitoriano. La trifulca del pasado miércoles así lo refleja, y el descontento de algunos jugadores por las decisiones del vasco es más que evidente. Si bien consiguió recuperar algunas piezas de la plantilla, también perdió varias por el camino. Sin embargo, el equipo mostró una gran unidad en la noche de ayer ante el Girona que hace pensar que existe cohesión, al menos, entre los verdaderos protagonistas de esta historia.
Malas sensaciones, resultados y ambiente. Esa es la deuda deportiva que deja Natxo González a Pablo Guede tras su salida de la entidad boquerona. Tan solo afición y plantilla pueden sacar esto adelante, y así se reflejó en la reunión sin el staff técnico del miércoles por la tarde. El futuro está en el aire, y tan solo restan 8 jornadas de competición.