Independientemente del resultado final, hay que ser realistas: el partido de ayer fue difícil de ver. Sin embargo, dos protagonistas en concreto llamaron la atención del respetado malaguista. No solo por sus respectivas actuaciones a nivel individual, sino por cómo se complementaron el uno con el otro. Son los casos de Ismael Casas y Alexander González, quienes hicieron funcionar la banda derecha del Málaga como la seda.
Fue la primera vez del venezolano en su perfil natural, aunque no en la posición. Lo cierto es que, tras sus dudosas apariciones en el lateral izquierdo, el refuerzo obligado por la grave lesión de Iván Calero supo entender las situaciones del juego y subió el carril a su antojo gracias, en parte, a la incuestionable colaboración defensiva del canterano malaguista, quien se dejó la cabeza por el equipo -nunca mejor dicho-. Esta pareja puede postularse como una de las alternativas de Pellicer en situaciones comprometidas donde el Málaga necesite sacrificio y músculo.
La entrada de Joaquín Muñoz en la recta final también le dio un plus a la banda derecha. El futbolista de Miraflores es sinónimo de verticalidad cuando entra en contacto con el balón. Teniendo en cuenta el estilo de juego del Málaga actual -líneas bien replegadas en defensa y a intentar correr en ataque-, las bandas son las piedras angulares ante la escasez en tareas de creación. Y la derecha ante el Alcorcón funcionó como la seda.
Buenos días Fran. Siento disentir diametralmente con su apreciación sobre Ismael. Para mí fue un partido que estuvo a punto de perderse porque era el único que se veía que podía fallar en cualquier momento junto con Soriano, (vaya dos), falló 3 veces, y dos de ellas a punto de caramelo, un fallo de concentración, una pelota de cabeza que ni le da y casi cuesta un gol y más de una cesión al portero con un viento tremendo. Para mí se está sobrevalorando a este jugador, sin ir más lejos, Cristo tiene mucho más recorrido, está mejorando día a día y está mucho más concentrado que nunca.
Un saludo cordial.