Álvaro Vadillo fue uno de los fichajes invernales del Málaga CF. El extremo, especialista en ascensos a Primera, llegó con la vitola de ser uno de los mejores extremos de su generación. Sin embargo, un mes después de su incorporación, la situación de Vadillo en el Málaga es algo compleja. El fichaje fue una petición de José Alberto López. El asturiano daba por hecha la marcha de Antoñín, en quien no confiaba. Además, el exentrenador blanquiazul no tenía mucha fe en Jairo y las lesiones tenían a Kevin maniatado. Es por eso, que Vadillo venía como anillo al dedo.
Ahora, con Natxo González, el papel de Vadillo está algo en entredicho. El gaditano realizó hasta un plan específico de trabajo para ponerse al ritmo de sus compañeros después de su debut ante el Sporting de Gijón en La Rosaleda. Después de aquello, entró con un 0-4 ante el Ibiza y se perdió por lesión el primer partido del nuevo entrenador en Anduva ante el Mirandés. La pasada jornada, contra el Almería, ni siquiera entró al terreno de juego pese a que Natxo González disponía de un cambio más. Un momento complicado que el entrenador explicó en sala de prensa. “No es obligatorio agotar los 5 cambios, nadie me lo impone. Si entiendo que con los que he hecho ya es suficiente, es parte de la toma de decisiones. Cuando uno toma esas decisiones, es porque cree que es lo mejor”, explicó sobre la no entrada de Vadillo.
Con Antoñín y Kevin peleando por la banda izquierda, al fichaje invernal solo le queda entrar por la derecha, donde Jairo parece de momento la apuesta. El Málaga tiene también a Haitam y a Hicham, aunque con este no se puede contar mucho. A Paulino, que alterna con la mediapunta, hay que meterlo también esa ecuación. Camino del mes y medio en el Málaga, la compleja situación de Vadillo le ha dejado solo 78 minutos de juego. El jugador tendrá que ponerse las pilas si quiere convencer al entrenador de cara a los siguientes partidos. El de Puerto Real tiene todavía tiempo para convencer de su valía y tumbar el argumento de aquellos que pensaban que un extremo más no era necesario. Y sí lo era un central. Todo ello para que Natxo no tenga que estar rezando por Juande.