Julián Calero: del 11-M al fútbol profesional

Julián Calero es uno de los entrenadores más carismáticos de la actual Segunda División. Un entrenador que hace que sus equipos tengan una seña de identidad muy clara. Ordenados en defensa y competitivos en ataque. Dentro de la categoría de plata ya ha tenido grandes experiencias en el Burgos, con quién firmó un inicio tremendo y le hizo soñar con el regreso a la Primera División, y obrando el milagro del Cartagena en la salvación del pasado curso. Ahora, le ha llegado el reto de coger las riendas de un gigante de la categoría. Con el objetivo de competir por el ascenso y devolver al Levante a la Primera División. Un entrenador que hace 20 años era policía local en Madrid durante los atentados del 11-M. Un trabajador nato que ahora disfruta de los banquillos.

Un 11 de marzo de 2004 donde Calero estaba de servicio. Junto a su compañero Julio dejaron la moto aparcada entre el Parque del Retiro y la Puerta de Alcalá. Se dirigían a desayunar, pero en ese mismo momento recibieron el aviso de que se había producido una explosión en la estación de Atocha. En ese momento, Calero fue a ejercer su trabajo. El más duro de su vida como policía. “Nos metimos en la estación. Las personas iban de un lado hacia el otro, desorientadas, con el rostro negro por las cenizas, por el humo, muchos andaban ensangrentados, parecían verdaderos zombis… Nos estábamos metiendo en la zona del horror y erámos conscientes de ello“, recordaba Calero en una entrevista para MARCA el 11 de marzo de este 2024.

Necesitó de mucho trabajo psicológico para reponerse de aquel duro día. Estaba en plena ayuda por intentar socorrer a personas que se vieron afectadas por la primera explosión. Pero, tuvieron que volver a salir corriendo porque el TEDAX avisó de que venía una segunda explosión en uno de los días más duros de la historia de la España del siglo XXI. Él, profesional en todos los ámbitos, lo dio todo para seguir ayudando a gente. De hecho, en casa le recriminaron que no le llamaran por teléfono o no diera ninguna información sobre su estado. «Ya nunca volvió a ser nada igual, ni en los viajes, ni en el trabajo, ni en la vida… Sigues viviendo, pero siempre hay una losa, la del 11M«, asegura Calero cada vez que recuerda su jornada laboral en Atocha en aquel fatídico día.

Días y semanas muy duras. Calero se refugió en el fútbol para sacarlo adelante. Un ejemplo de entrenador que pasó por cuerpos técnicos del Atlético de Madrid y el Real Madrid. Segundo entrenador del Castilla. Un técnico que hizo soñar al equipo de su pueblo, el Parla, con la Segunda B. Segundo entrenador de Michel González en el Rayo Vallecano. También, de Fernando Hierro en el Oviedo. Fue segundo entrenador de Julen Lopetegui en el Real Madrid Castilla y en el Porto. Su carrera como técnico asistente tuvo su culmen en el 2018 donde formó parte del staff de la selección española en el Mundial de Rusia.

Su carrera ha sido de hormiga. De currar e insistir. Su gran oportunidad en el fútbol profesional le llegó en El Plantío. Se hacía con las riendas del Burgos que volvía a pisar fútbol de Segunda División. Estuvo durante tres campañas donde fue consiguiendo los objetivos. De la permanencia a incluso creer en el ascenso con una gran competición en la campaña 2022-23 donde se quedó fuera del playoff en las últimas jornadas. Tras ello, llegó para rescatar al Cartagena del descenso y haciendo una de las mejores remontadas que se recuerdan en la historia reciente de LaLiga Hypermotion.

Ahora, le ha llegado la oportunidad del Levante. Un equipo que tiene mimbres para luchar por el ascenso, pero donde la DANA ha afectado en lo psicológico al equipo. No vence dese hace un mes en Granada. Todos los partidos después de la tragedia no los ha logrado ganar. Empates ante el Elche y Racing de Ferrol y dura eliminación copera con goleada en el campo del Pontevedra (4-1). El conjunto granota quiere reaccionar desde esta misma noche frente l Málaga. En su banquillo tiene a un gran ejemplo de superar difíciles situaciones. Julián Calero: del 11-M al fútbol profesional