Una de las peores noticias posibles llegó a Martiricos en la última semana en forma de una grave lesión. Luis Muñoz se rompía el cruzado, y las alarmas saltaban en cuanto a responsabilidades se refiere. Quién iba a ocupar su sitio era el debate, y no solo a nivel posicional, sino en cuanto a liderazgo se refiere. Jozabed se echó el equipo a la espalda frente al Fuenlabrada, y recoge el testigo del Málaga CF en la medular.
Tras unos encuentros con alguna incertidumbre en Ponferrada y Gijón, el encuentro frente al Fuenla fue todo lo contrario. Jozabed ha vuelto, y lo ha hecho al mejor nivel posible.
El centrocampista sevillano dio un clínic en la primera mitad. Trabajando como enganche detrás de Roberto, se desenvolvió a la perfección y fue uno de los dolores de cabeza de la defensa madrileña.
Indetectable en tres cuartos de campo, filtró pases y distribuyó juego a su antojo. Además del juego posicional, las transiciones en contraataque fueron una delicia: pases rápidos y certeros que buscaban al compañero más desmarcado sin ningún esfuerzo.
La segunda mitad fue algo distinta, y las exigencias del partido obligaron al retraso de su posición. Tras la lesión de Ramón, tuvo que ocupar el hueco junto a Genaro en el doble pivote. No obstante, y a pesar de no ser su desempeño ideal, cumplió con las expectativas. Desahogó al equipo en la salida de balón, y proporcionó a Genaro un apoyo esencial para realizar las transiciones defensa-ataque.
Cuando cierras una puerta, otra se abre. Tras la lesión de Luis Muñoz, otros brotes verdes han surgido, y el centrocampista sevillano es uno de ellos. Jozabed recoge el testigo en la medular con una categoría sin igual, y pondrá difíciles las cosas a José Alberto para confeccionar el once cada fin de semana.