La fortuna le sonríe a Ismael Casas. Natural de Linares y en la Costa del Sol desde pequeño, el joven boquerón empieza a forjarse un nombre en el primer equipo. Ha sido de las sensaciones del Málaga esta temporada y es fijo en los planes de las categorías inferiores de la Selección Española. Rinde a la perfección en el lateral derecho y, por si fuera poco, cumplió y con creces el examen que tuvo frente al Deportivo en el puesto de central. Síntoma de la nueva pizarra de Pellicer. Una posición en la que se siente cómodo. Polivalencia de cuna.
Una línea con tres zagueros y dos carriles donde parece que Cifu está un peldaño por encima. Sorprendió la novedad del ‘28’, pero se trata de un futbolista que siempre ha ejercido en este flanco del verde. Rápido al corte, sólido en la marca, paciente en la salida de balón y con potencial para sumarse al ataque. La baja de Luis Hernández y el más que cuestionable estado de forma de Mikel Villanueva lo ponen en primera línea de combate.
Acompañado de su renovación con la entidad de Martiricos hasta 2023, Ismael Casas encara la recta final del curso con la posibilidad de jugar de central en Gijón. Los choques contra Alcorcón y Almería dependerán de la recuperación de Luis Hernández. La entidad de Martiricos, ante la delicada situación económica, debe apostar por la cantera. Él es el ejemplo de que con esfuerzo, trabajo y sacrificio, los sueños se pueden hacer realidad. El espejo en el que muchos de La Academia quieren reflejarse.
