TEXTO: SALVADOR VALVERDE PRODUCCIÓN: SALVADOR VALVERDE
Historias malaguistas es la nueva sección de Radio MARCA Málaga comandada por el historiador y escritor malagueño, Salvador Valverde
El Málaga Club de Fútbol y Hummel, su proveedor deportivo oficial, lanzó al mercado una camiseta vintage conmemorativa con motivo del 120 aniversario del primer partido mediático disputado en la explanada de la actual plaza de Torrijos el 3 de abril de 1904. La zamarra ha sido todo un éxito entre la afición, tanto que, incluso, se podría decir que se ha convertido en un símbolo del actual malaguismo y de un despertar del sentimiento de pertenencia que no se había producido en épocas anteriores, ni siquiera con los Euromálaga de las etapas de Joaquín Peiró y de Manuel Pellegrini como entrenadores.
En un principio, salió una partida coleccionista de dos mil ejemplares para todas las tallas, aunque no se descartó que se lanzaran más remesas si había una buena respuesta de la afición. ¡Vaya si la hubo! A fecha de esta publicación, se ven más malaguistas con esta camiseta que cualquier otra del Club —la picassiana oficial de esta temporada, 2024-25, no se queda muy atrás— y, lo que es muy gratificante, más que si juntamos todas las camisetas que se ven por la calle de otros equipos.
La iniciativa ha sido todo un acierto. El diseño de la camiseta, muy atractiva, ha calado entre los jóvenes aficionados. Para los que pintan canas, ha supuesto un punto de nostalgia muy importante, no únicamente por recordar los partidos que vieron en La Rosaleda en aquella época, sino, sobre todo, porque muchos lo hacían acompañados de familiares queridos que ya no están con ellos. Además, históricamente es muy significativa porque corresponde a la temporada del último gran Club Deportivo Málaga de Juanito, la 1988-89.
Vuelta a Primera División del Málaga de Juanito
El Málaga volvió a Primera División para la temporada 1988-89 después de estar tres consecutivas en la división de plata. La del ascenso, la 1987-88, fue histórica. A costa de seguir aumentando la deuda importante que tenía, el Club realizó un proyecto más propio de un buen equipo de Primera que de la categoría donde estaba. Eduardo Padilla —recientemente fallecido—, que poco después dejó la presidencia a Francisco García Anaya, trajo, ni más ni menos, a Juanito del Real Madrid por doce millones de pesetas, dos de ellos si conseguía el ascenso a Primera.
El fuengiroleño, con treinta y dos años, tenía contrato en vigor con los merengues, pero no podía disputar encuentros en competiciones europeas en cinco años por la sanción que la U. E. F. A. le impuso. La causa fue el pisotón que dio en la cabeza de Matthäus en el partido de ida, en el Estadio Olímpico de Múnich, de la semifinal de la Copa de Europa disputado el 8 de abril de 1987 contra el Bayern de Múnich. Este hándicap y el deseo de Juan Gómez de acabar su carrera como jugador en el equipo de su tierra —posteriormente jugó cinco partidos oficiales con el equipo de Los Boliches—, hicieron posible que fuera la pieza fundamental de la que giraría el gran proyecto deportivo del Málaga.
Traer a un jugador de ese calibre a un equipo de Segunda División no era nada fácil. Aunque Juanito dio facilidades para que su fichaje se hiciera realidad, el esfuerzo del Málaga fue considerable, e incluso en las negociaciones se acordó que el ex madridista se llevara un porcentaje de cada abono vendido, tal como reconoció Eduardo Padilla de puño y letra en Diario Sur. “¿Dónde voy a estar mejor que en el Málaga? En el equipo de mi tierra”, dijo Juanito en la rueda de prensa de su presentación después de firmar contrato por una temporada. “Si ascendemos, como todos esperamos y deseamos, entonces me plantearía la posibilidad de jugar otra temporada con el Málaga en Primera División”. Vaya si lo hizo…
Juanito firmando contrato con el C. D. Málaga junto a Eduardo Padilla y Francisco García Anaya / TVE
La atracción del Málaga en España fue considerable por la figura de Juanito. Con él fue más fácil convencer a otras figuras importantes para que formaran parte del conjunto de la capital de la Costa del Sol. Ladislao Kubala sustituyó a Antonio Benítez, que fue el entrenador de la anterior temporada. Los jugadores más destacados que llegaron, además del referido Juanito, fueron los defensas Ruiz y Clemente procedentes del Atlético de Madrid; el húngaro “ Pepe” Szendrei, que tuvo el difícil cometido de defender la portería malaguista después del triste fallecimiento de Gallardo en la temporada anterior; y “boquerón” Esteban, que volvió al Málaga del F. C. Barcelona tras quedar libre.
Estos mediáticos y formidables componentes se sumaron a la buena base de jugadores, considerados históricos a día de hoy, que ya tenía el Málaga de Antonio Benítez en la temporada anterior. Juanma, Ángelo, Gil, Hierro, José, Canillas, Azuaga, Rivas y el argentino Husillos son algunos de ellos, pero sobre todo habría que destacar al delantero Paquito, que despuntó, y de qué manera, en esa temporada, 1987-88, con veinticuatro goles anotados, veintidós en la Liga (segundo máximo goleador de la categoría por detrás de Carlos del Real Oviedo que consiguió veinticinco) y dos en la competición copera. La guinda de la plantilla la pusieron Jaime, Añón y Antonio Mata, defensas canteranos que debutaron en esa temporada y que dieron mucho que hablar en temporadas siguientes. Para reforzar al equipo, a mediación de la temporada, la prensa rumoreó que el Málaga pidió al Real Madrid la cesión de Jorge Valdano; Kubala lo negó en Telesur de TVE. A quienes sí intentó fichar el Málaga fue al delantero italiano, campeón del mundo, Paolo Rossi, que se retiró en ese mismo año en el Hellas Verona con solo 31 años, y al también delantero internacional italiano de la Roma, Roberto Pruzzo.
Foto de la presentación del Málaga para la temporada 1987-88
La ilusión de la afición se vio reflejada al duplicarse el número de abonados respecto a la temporada anterior, con 16.000 (los precios eran de entre 5.000 y 35.000 pesetas). Aun así, el Club no logró la meta de 20.000 abonados que se propuso.
El equipo fue muy regular durante toda la temporada, sobre todo fuera de casa, salvo los primeros partidos en La Rosaleda, donde tardó cuatro partidos en conseguir la victoria. El ascenso virtual, logrado cinco jornadas antes de acabar el campeonato, demostró la superioridad del Supermálaga, calificativo con el que ya era conocido el conjunto boquerón. Consiguió ser campeón de Segunda División por tercera y última vez en su historia como Club Deportivo Málaga (las anteriores fueron en las temporadas 1951-52 y 1966-67) con 54 puntos (22 partidos ganados, 10 empatados y solo 6 perdidos —dos en las dos últimas jornadas—), cuatro más que el Elche, segundo clasificado. Destacable fue el registro goleador con una media de dos por encuentro. Además del referido dato de Paquito, Esteban con 11 goles, Rivas con 10 (no participó en las últimas catorce jornadas por lesión), Juanito con 10 y Husillos con 8, contribuyeron notablemente en ello. La portería malaguista defendida por Szendrei, excepto en un encuentro que la ocupó Juano, fue batida en 39 ocasiones. El ex colchonero Ruiz, incansable, fue el único que disputó todos los encuentros, consiguiendo además tres tantos.
El Málaga no estuvo afortunado en la Copa del Rey. Después de eliminar al Teruel en primera ronda, cayó eliminado en la siguiente por el Elche (perdió 2 a 0 fuera y venció 1 a 0 en casa), equipo, además del Real Oviedo, que precisamente acompañaría al Málaga a Primera División en ese año.
Aunque el objetivo del ascenso se cumplió, se produjeron discrepancias internas entre directivos y el nuevo presidente, Francisco García Anaya, que pudo causar inestabilidad deportiva. Además, el entrenador húngaro fue cuestionado y tuvo problemas continuos, por diversos motivos, con la directiva. Tanto, que incluso se produjo un hecho inaudito; Kubala, que estaba ya sentenciado, fue destituido días después de conseguir el virtual ascenso y de salir a hombros de sus jugadores en La Rosaleda. Estos, con Juanito al frente, siempre mostraron apoyo al entrenador y dieron ejemplo al intentar calmar los ánimos. Francisco García Anaya declaró en Telesur de TVE que tuvo que aguantar a Kubala muchas impertinencias y que, con el equipo ya ascendido, no se le aguantó más. Además del finiquito correspondiente, el Club distinguió con el escudo de oro y brillantes al entrenador húngaro en un acto organizado, más bien, para mostrar una normalidad y estabilidad que realmente no existía. García Anaya declaró en los micrófonos rojos de Radio Marca en 2020 que a Kubala había que entenderlo, que lo vio sufrir en sus propias carnes, que quiso abandonar el equipo un par de veces porque no le gustaba el ambiente que había y que, por eso, no habría disfrutado del ascenso; “… me guie por el corazón, no por la cabeza”. Aunque al equipo lo dirigió Pepe Sánchez, entrenador del Atlético Malagueño, en las últimas cinco jornadas de la temporada, ya estaba confirmado que el de la siguiente sería Luis Costa.
El nombramiento como socio de honor del Club al periodista Matías Prats, el 21 de noviembre de 1987, sí que fue muy acertado. Pocos días después, el 7 de diciembre, el alcalde de Málaga, Pedro Aparicio, impuso el escudo de oro y brillantes de la entidad y una placa que conmemoraba el homenaje al reconocido locutor, que tuvo una vinculación importante con la ciudad durante mucho tiempo.
Matías Prats junto al alcalde Pedro Aparicio y el concejal Francisco Flores /Archivo Municipal de Málaga
Temporada 1988-89. La permanencia supo a poco
Juanito renovó contrato un año más con el Málaga al término de la temporada, tal como planteó en su presentación si lograba el ascenso. Con el objetivo prioritario cumplido, García Anaya, presidente del Club, fijó sus miras en tener al Málaga en Primera para siempre y que luchara por posiciones que le permitiera competir la Copa de la U. E. F. A.
Por entonces, solo jugaba la Copa de Europa (actual Champions League) el campeón de Liga; los tres siguientes clasificados tenían el derecho a participar en la Copa de U. E. F. A. para la temporada siguiente, a no ser que algunos de esos tres conjuntos jugara la Recopa de Europa al ganarla o por ser el campeón de la Copa del Rey en la temporada anterior. Jugar en Europa era tarea complicada porque había que quedar entre los cuatro primeros, de veinte equipos, para asegurar la participación. El Málaga, hasta esa temporada, solo consiguió dos séptimos puestos como mejores clasificaciones en la Liga en su historia —ya dedicaremos un artículo dedicado a ese primer Supermálaga—.
Empeño —nunca mejor dicho por el devenir que le esperaba al Club pocos años después— hubo para hacer el mejor equipo posible. Seis fichajes se presentaron ante la afición en el día de la foto oficial para la temporada. Jaro, prometedor portero procedente del Cádiz; Lauridsen, centrocampista internacional danés, que llegó después de ser un jugador clave del Español durante seis temporadas; del Mallorca vinieron el delantero marroquí internacional Hassan y el lateral derecho Chano (de familia española nacido en Larache cinco años después de que el protectorado pasara al estado marroquí); Álvarez, experimentado defensa central de treinta y cuatro años procedente del Sevilla; y del Zaragoza, Pineda, malagueño que ingresó en el club merengue con dieciséis años y que con el Castilla llegó incluso a jugar la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid en 1980.
Un par de meses después, más exactamente el 28 de septiembre de 1988, se incorporó el fichaje más caro de la historia del Málaga, hasta ese momento, por casi cincuenta millones de pesetas. Gustavo Matosas, procedente del Peñarol, era un mediocampista nacionalizado uruguayo (nació en Argentina) que se proclamó campeón de la Copa América, como titular, con su selección en 1987.
Cromo de Panini
No se conservó parte de la base del equipo de la temporada anterior. Al igual que los fichajes, las bajas también fueron significativas con nombres como Canillas, José, Hierro, Husillos y Szendrei. En la salida de los tres últimos influyeron considerables disensiones con la directiva. Estas desavenencias no eran únicamente entre algunos jugadores con los directivos, ya que entre ellos aumentaron las que existían desde la temporada anterior.
También hubo cambios en las equipaciones. La marca valenciana Rasán sustituyó a la catalana Massana. El nuevo patrocinador (Diario Sur era el de la anterior temporada) que tuvo el honor de ocupar la parte central de la zamarra malaguista, era Tívoli, el parque de atracciones de Benalmádena que se inauguró en 1972. El acuerdo se firmó el 8 de junio 1988. A diferencia de la camiseta retro conmemorativa de 2024, en la original además añadía, en tamaño más pequeño, Benalmádena. La influencia de Francisco García Anaya para este patrocinio sería fundamental por ser empresario benalmadense.
Aunque Tívoli Benalmádena Costa del Sol estuvo presente en la presentación oficial de la plantilla para la temporada 1988-89, poco después desapareció de las camisetas porque el club boquerón rescindió su contrato y firmó uno nuevo con la empresa Alcatel el 10 de agosto. Esta empresa de telecomunicaciones y electrónica también denominó el trofeo del partido de presentación del equipo (el histórico Costa del Sol no se disputaba desde 1983 por problemas en su viabilidad económica; volvió a disputarse veinte años después). Se trató de un partido de mucho nivel contra el Real Madrid, en el que Juanito se reencontró con su antiguo equipo. En los prolegómenos del encuentro, disputado el 12 de agosto, Juanito, capitán malaguista, entregó al del Madrid, Camacho, una figura de un cenachero de considerable tamaño, símbolo reconocible de Málaga. Las gradas estuvieron llenas, salvo en las zonas altas de las características esquinas que tenía antaño La Rosaleda. El Málaga se quedó con el original trofeo al vencer en los penaltis 5 a 3 (Juanito batió a su excompañero Buyo y Jaro metió el quinto) después de empatar a tres, aunque en la segunda parte incluso iba ganando 3 a 0.
Quince días después, el Málaga vencería en La Rosaleda otro amistoso contra el Boca Juniors. Este encuentro, que se disputó en homenaje a los fallecidos Gallardo y Búa (murió en 1985, seis años después de retirarse en el Málaga), tuvo polémica porque el equipo argentino se presentó con jugadores reservas.
La buena imagen que dio el Málaga en la pretemporada solo fue un espejismo, tal como demostró el equipo en el inicio de la temporada. El enturbiado acuerdo, varias jornadas antes de acabar la anterior, para la llegada del entrenador Luis Costa, no ayudó a que se respirara el mejor ambiente posible a su alrededor, aunque siempre tuvo el apoyo del presidente. La primera mitad del campeonato fue decepcionante después de las grandes expectativas que generó el equipo. Aunque pocos esperaban que ocupara posiciones de competiciones europeas, menos aún quienes pensaban que pasada la mitad del campeonato estuviera peleando por no descender. Mantener a Costa solo se entendía por dos posibles motivos: la excesiva confianza que tenía el presidente en el entrenador alicantino, que incluso aseguró a Antena 3 Radio que si se marchaba, él también lo haría; o por el gasto que generaría su finiquito, un plus más al gran déficit que el Club acumulaba. Finalmente, la presión ante la difícil situación deportiva hizo que lo destituyera el 6 de febrero de 1989 y contara de nuevo con el entrenador de la casa, Antonio Benítez, para que sacara a flote el barco, que estaba medio hundido.
Antonio Benítez de entrenador en una etapa anterior en el Málaga / Marca
Aunque la junta directiva rechazó el propósito de dimisión de Francisco García Anaya en el mismo día del despido de Costa, el presidente dejaría definitivamente su cargo a José Pardo, de forma convulsa y algo rocambolesca, poco después, el 31 de marzo. El Club pasaba por una crisis institucional de las más importantes de su historia, además de la económica. Juanito, al respecto, declaró ante las cámaras de Televisión Española que en su vida no había visto tanto desatino y cosas extrañas.
Antonio Benítez, a diferencia de otras etapas, cogió a un equipo con jugadores consagrados y con fichas altas. Su psicología y buen manejo de la plantilla fue fundamental para lograr la permanencia, un puesto por encima de disputar la promoción con 33 puntos (12 partidos ganados, 9 empatados y 17 perdidos). Podía haber clasificado mejor a no ser por la mala racha en los últimos cuatro encuentros (dos derrotas y dos empates), aunque hay que tener en cuenta que entre ellos fueron contra el Barcelona y el Real Madrid. Precisamente, el empate a dos tantos logrado en La Rosaleda el 4 de junio, en la jornada 35, contra el equipo de Chamartín (fue el campeón de esa temporada), es muy recordado, no únicamente por el valioso punto conseguido (hay que recordar que el vencedor conseguía dos puntos), sino por el excepcional gol por alto que Juanito marcó desde fuera del área a Buyo; pocas veces se vieron más pañuelos blancos al viento en La Rosaleda como en esa ocasión, pidiendo las dos orejas y el rabo para el maestro de Fuengirola.
Con Benítez, se logró una gran racha de buenos resultados que fue clave para la permanencia: seis victorias en ocho encuentros, cuatro de ellas fuera de La Rosaleda (Oviedo, Español, Sporting de Gijón y Betis).
Uno de los mejores debuts de un canterano en la historia del Málaga, si no el mejor, fue el de Luis Merino en la victoria malaguista contra el Sporting 1-2. Benítez, buen conocedor de la cantera, apostó por el joven de veinte años para sustituir en ese encuentro al lesionado Paquito. Los dos golazos del Málaga, uno de vaselina y otro de cabeza en plancha, llevaron su firma.
Con 39 goles, prácticamente a gol por partido, bajó a la mitad este registro respecto a la temporada anterior. Con ocho tantos (anotó otro en Copa), Paquito volvió a ser el máximo goleador del equipo; pudieron ser muchos más porque no participó en dieciocho encuentros por culpa de las lesiones. La ausencia del delantero madrileño se notó en el acierto a encontrar la portería contraria. Juanito, que jugó treinta y cuatro partidos, fue el segundo máximo goleador de los blanquiazules con cinco tantos en Liga y dos en Copa.
Paquito y el sponsor Tívoli Benalmádena Costa del Sol en la camiseta del C. D. Málaga
El Málaga encajó 53 goles, y pocos fueron gracias a la buena temporada que realizaron Álvarez en defensa y, sobre todo, Jaro, que aunque disputó otra temporada más en el conjunto boquerón, ya se conocía el interés del Real Madrid en él (fichó por los blancos en la temporada 1990-91). El portero Ignacio, que reforzó la portería malaguista a mitad de temporada procedente del Granada, tuvo su oportunidad en cuatro partidos (encajó seis goles, pero estuvo imbatido en los dos partidos que jugó en La Rosaleda) por la fractura que sufrió Jaro en su brazo derecho en Balaídos el 12 de febrero (perdió el Málaga 2 a 0 ante el Celta de Vigo); tres días después, por el sacrificio, el Club concedió a Jaro el escudo de oro y brillantes. Lauridsen fue un jugador fundamental, quizá el mejor de los malaguistas en esa temporada. Otros jugadores que destacaron por su regularidad fueron Chano, Clemente, Matosas, Jaime y Esteban.
Once malaguista en un encuentro en La Rosaleda
En la competición de Copa logró pasar de ronda en tres ocasiones contra el Marbella, Melilla y Leganés, destacando la goleada seis a cero a este último equipo en el partido de vuelta en el feudo de Martiricos. El Español eliminó al Málaga por un tanto a cero en el global de la ronda de dieciseisavos de final.
Como curiosidad, el 1 de enero se inauguró un peculiar sistema de megafonía. José Ortega Carrasco la instaló colgada a una altura considerable sobre el centro del terreno de juego. Además del desarrollo de los encuentros, existía el aliciente entre los espectadores de si era golpeada por el balón en alguna ocasión, como así ocurrió más de una vez ante el regocijo de los presentes.
Partido de homenaje a Juanito
La temporada 1988-89 acabó con la despedida del gran Juanito. Tres días después del último encuentro de la temporada (Barcelona 4 – Málaga 0), el 27 de junio de 1989, a las 20:30 h, se disputó su partido de homenaje en La Rosaleda ante 12.000 espectadores (los precios de las entradas oscilaban entre las 500 y 2.000 pesetas).
Se enfrentó el Málaga a una selección de jugadores que jugaba en la Liga, capitaneada por Camacho, que precisamente también se retiró al término de esa misma temporada. Zamora, el buen centrocampista de la Real Sociedad, también tuvo su protagonismo porque igualmente se retiró en ese año. Valdano no quiso perderse la fiesta dedicada a su amigo, e incluso anotó un gol, aunque ya estaba retirado de los terrenos de juego por culpa de las lesiones. Las otras estrellas que acompañaron al genio de Fuengirola fueron el portero Agustín, que impidió hasta en tres ocasiones que Juan Gómez no marcara, Serna, Arias, Joaquín, Francisco, Aldana, “Mágico” González, Líneker, Carrasco, Fernando (mítico portero del Málaga que defendía la portería del Sevilla en esa temporada), Jiménez, Salguero, Muñoz Pérez, Marcos, Canillas (estaba en el Cádiz) y Giner.
Aunque este equipo improvisado, entrenado por Di Stéfano y Kubala, venció dos a uno (Aldana y Valdano anotaron por parte de la selección y Paquito fue el autor del tanto del Málaga), realmente el resultado fue lo de menos porque Juanito tuvo su gran despedida, incluso su admirado diestro Curro Romero le cortó simbólicamente la coleta de su retirada pasada la media hora de partido. Justo después, Jaro lo alzó a hombros y lo llevó al centro del campo ante la ovación de todos los presentes. El partido lo arbitró el malagueño Antonio Martín Navarrete y Alfredo Di Stéfano realizó el saque de honor.
El presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, entregó a Juanito la medalla de plata del gobierno andaluz. El fuengiroleño, además del citado presidente, vio la segunda parte del encuentro desde el palco con otras personalidades, como Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol, Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid, y Pedro Aparicio, alcalde de Málaga.
Pedro Aparicio y Ramón Mendoza en La Rosaleda en el día del homenaje a Juanito / Archivo Municipal de Málaga
Juanito no se desvincularía del Málaga después de su homenaje. Firmó por dos años como director técnico (dimitió a mediados de abril de 1991) e incluso se planteó que se vistiera de corto para ayudar al equipo en Segunda División durante la temporada 1990-91. Logró 16 goles (uno en la competición copera) en 77 encuentros (seis en Copa) en las dos temporadas que estuvo en el Málaga, donde lo subió a Primera División y allí lo dejó.
El Supermálaga, ya no lo sería tanto en la temporada siguiente. Lamentablemente —y también desafortunadamente— la 1989-90 fue la última que disputaría en la máxima categoría del fútbol español con la denominación Club Deportivo. Pero esa es otra historia malaguista, no tan agradable, que ya contaremos…
Historias malaguistas es la nueva sección de Radio MARCA Málaga comandada por el historiador y escritor malagueño, Salvador Valverde
Maravillosa sección esta, difiero en nombrar a Lauridsen como mejor jugador, indudable su calidad pero la gasolina le duraba un tiempo solamente. Para mí Jaro, Chano y alguno más hicieron mejor temporada que el danés.
Hola! Muchas gracias por su valoración de la sección y opinión sobre Lauridsen. Aportes de aficionados que vivieron esa época enriquece mucho. Un saludo afectuoso.
Que sección más buena para seguir aprendiendo cosas del pasado malaguista
Me ha encantado recordar tiempos antiguos! Me han traído gratos recuerdo. Muy buena está apuesta por la historia.