Fue la realidad que se palpó pese al contratiempo que tuvo el Málaga a partir de la roja directa a Alberto Escassi tras su entrada sobre Yanis Rahmani. De no ser por Dani Martín, el Eibar muy fácilmente pudo irse al túnel de vestuarios con un saco de goles a favor. Y en lo que sorprendió a raudales, la tablilla mostró dos sustituciones previas a la reanudación… y ofensivas. Guede no teme el fracaso y renunciar no es una opción en la mentalidad del argentino.
Con la resistencia del 4-2-3 desde el 31’… Paulino y Kevin al verde por Ramón y Aleix Febas. Anular el centro del campo para colocar un 4-1-2-2 con Jozabed en el centro de mando y los recién ingresados por bandas más Álvaro Vadillo y Brandon Thomas en lanza de ataque -Antoñín fue el sacrificado que le dejó su lugar a Genaro Rodríguez-. Ser proactivo y tener margen de reacción es primordial desde el banquillo por mucho que, finalmente, la suerte no sonría a tu favor.
Así se explicó el propio director técnico en sala de prensa: «Fue una vorágine de siete minutos, todo muy rápido. No quería hacer más cambios en el descanso, pero lo que no quería era renunciar a ganar el partido, queríamos seguir atacando. No fuimos capaces, pero sí es verdad que en un momento fue una locura». Esa última palabra es lo que ha traído el de Buenos Aires a Martiricos y la resaca del Eibar deja sobreimpreso que Guede no teme el fracaso, tirar la toalla no es una alternativa a barajar en el nuevo Málaga.
