Noche de Champions en La Rosaleda. Nunca un cero a cero como local dejó tan buen sabor de boca a una afición en casa. El Málaga demostró que había estudiado con su cuerpo técnico a su rival y que sabía cómo y dónde tenía que tocar las teclas para ganar al invicto Racing. Viendo el funcionamiento de la pizarra, uno solo puede quitarse el sombrero con el trabajo de todo el equipo. Solo la falta de puntería de nuestros nueves, mitad por falta de calidad y la otra por el enorme acierto de Ezkieta evitó un 3-0 al descanso. Hubiese sido lo justo, pero el fútbol no siempre lo es.
Pellicer enterró el mito del Málaga defensivo y se lanzó al cuello de su rival como si la permanencia o el ascenso dependiera de esos 90 minutos. Me gustaría que siempre jugásemos así, pero ni todos los equipos motivan tanto como lo hace uno que va líder, ni todos son tan alegres defendiendo como este Racing. Así que comprendo que todos los días no puede ser fiesta, pero lo disfruté como un niño pequeño.
Al malaguismo se le contenta con algo tan sencillo, y a veces tan complejo, como dejarse la piel en cada balón. Este es el secreto del equipo que entrena Pellicer. No son los más técnicos, ni los más rápidos… es probable que no sean los que mejor defienden y tampoco los que mejor atacan. No son los más guapos, ni los más ricos. No son los favoritos a nada, pero se han convertido en los favoritos de todos. No hay ningún secreto o fórmula oscura, la clave de este Málaga es dejarse los cataplines en cada partido.
Creo que una de las claves es la ausencia de presión. La Rosaleda a veces puede asustar y jugar para un equipo que mete 26.000, según los tornos (ejem, ejem); no está hecho para todo el mundo. No todos los jugadores o entrenadores valen para estar en un club que todas las semanas es viral por algo o que se encuentra en el ojo del huracán por un proceso judicial eterno. No es sencillo. Que el equipo tenga como objetivo la permanencia, algo que salvo desastre se va a conseguir sí o sí, les ha quitado la losa de la Primera RFEF del curso pasado. Esa que decía que había que golear cada jornada.
Este Málaga disfruta defendiendo y atacando como colectivo y hace disfrutar a su gente. Siempre se puede pedir más, claro está. Si en vez de Baturina o Castel, el dinero se hubiese empleado en retener a Roberto (era más barato lo segundo) este equipo estaría en puestos de ascenso. Pero así es la vida. Toca disfrutar el momento a las puertas de una semana con dos partidos fuera de casa y seis puntos en juego.
Este mes es clave antes de navidad para ver dónde vamos a estar, si para arriba o para abajo, estamos muy a tiro de ambassss…..
26.000 personas en la rosaleda no se lo creen ni ellos, o igual es que 3.000 saltaron la valla, pues va siendo hora que suban la valla por que llevamos toda la temporada igual, a mi no me engañan, al que les interesa engañar tal vez.