Mientras LaLiga apoya e incluso aconseja a los clubes que decidan o hayan decidido presentar un ERTE para evitar aumentar las pérdidas económicas que sufrirán por la falta de ingresos tras el parón de la competición, en el Málaga el administrador judicial aún no ha tomado una decisión al respecto. ¿Por qué?
De todos es conocido que la plantilla de empleados no deportivos del club está sobredimensionada desde hace años, incluso con varios puestos repetidos por obra y gracia de los anteriores gestores. El coste, sin ser demasiado alto, sí es prohibitivo en la situación que vivía el club antes de la suspensión de la temporada. Más aún ahora. Pero casi anecdótico sabiendo que lo más preocupante ha sido siempre reducir la masa salarial de la plantilla de profesionales.
Por ello, lo que se planteaba era un ERE, un expediente de regulación de empleo con el que intentar minimizar los compromisos de pago de la entidad malacitana. Sin embargo, todo ha cambiado con lo que está sucediendo con el coronavirus. Plantearlo ahora sería una temeridad, tanto ética como laboral, teniendo en cuenta que las condiciones impuestas por el Gobierno español en materia de despidos mientras dure el cierre por coronavirus son muy duras.
Hacer un ERTE, como han hecho ya algunos grandes de Europa y de España, así como multitud de clubes tanto de Segunda como categorías inferiores, sí es una posibilidad más cercana en tiempo y forma. Pero, de momento, no es una realidad. Lo que no quiere decir que no lo sea en breve, si bien siempre es mejor llegar a un acuerdo con la plantilla para reducir salarios antes que hacerlo por las bravas. LaLiga lo apoya, pero el Málaga resiste.
