No paró de sonreír, así fue el día de Pablo Guede. El argentino llegó el primero al estadio, mucho antes que sus jugadores. Saludó a todos. Empleados de seguridad, aficionados, compañeros del club y luego se metió en capilla. Así empezó el reencuentro de Pablo Adrián Guede con La Rosaleda. Una vuelta a casa que pudo acabar con un final feliz y que fue agridulce. A pesar de ello, Guede disfrutó durante horas del calor del malaguismo. Un calor que no se pudo contener con el 2-0 a favor y los cánticos sobre su persona.
Casi 25 años después, el templo malaguista volvió a rugir con el argentino. Los 18.004 espectadores que se dieron cita en La Rosaleda entonaron aquello de “Pablo, Pablo, Guede, Guede”. Fue por desgracia la antesala de la remontada del Valladolid. Weissman fastidió la fiesta del técnico malaguista y dejó pinchado el globo de la ilusión de su debut. Guede no pudo estrenarse con victoria, aunque su felicidad sigue intacta.
El argentino no era capaz de quedarse con un solo momento de su debut como entrenador del Málaga CF. “Difícil quedarse con uno solo, las emociones son encontradas. Hay que estar centrados en el partido como estuvimos y ver a la gente cómo empujaba. Ese último córner, esa última falta… Explotan, te ponen los vellos de punta. Vamos a pasar por más momentos como este, lo tengo claro. Solo hay palabras de agradecimiento a todos”, comentó Guede de nuevo con una sonrisa.
Habrá ahora una semana por delante para analizar lo que ha dado de sí el primer partido de Guede. El técnico, como la afición en la grada pudo vivir una montaña rusa de emociones que fue desde el 2-0 a favor a el 2-2 final. Así fue el reencuentro de Pablo Guede con La Rosaleda.
Partido de Primera División.
Buenas sensaciones.
Aupa Malaga