Hay que remontarse a mayo de 1908 para situar un partido de fútbol en Gijón. La catedral del Sporting, que sumó el nombre de Quini en 2018, está situada en el foco neurálgico de la ciudad y se trata de los estadios más emblemáticos del país. El Málaga competirá sobre su verde el próximo lunes jugándose la vida misma a falta de tres jornadas de finalizar la temporada. La última victoria malaguista aquí fue en la etapa de Míchel -0-1, gol de Sandro (abril de 2017)-. Un templo a batir.
El Sporting siempre ha sido un hueso duro de roer para los boquerones. Y en suelo asturiano más. La temporada pasada estuvieron a un minuto de conseguirlo. Con Muñiz en el banquillo y la dupla Blanco Leschuk-Koné arriba, el Málaga cosechó un empate a dos. Carlos Carmona cuajó el milagro local en la última jugada del choque. En clave malaguista, Juanpi y el ya mencionado Koné fueron los autores de las dianas visitantes.
La temporada 2017/2018 significó un parón en esta rivalidad, ya que los rojiblancos estaban en Segunda, mientras los malagueños pusieron punto y final a los diez cursos consecutivos en Primera. Dos entidades que no terminan de ver la luz al final del camino. Para hablar de la última derrota a orillas del río Piles hay que retroceder en el tiempo. Noviembre de 2015. La solitaria diana de Alen Halilovic derrotó a un Málaga que tardó siete jornadas de liga en ver portería. Habrá que destronar a Don Pelayo y conseguir tres puntos que pueden significar el paso definitivo hacia la supervivencia de la entidad de Martiricos.
