Al margen de su rival de cada jornada, este Málaga está teniendo que pelear también contra los demonios de una situación y una temporada digna de una serie thriller de cualquier plataforma televisiva. La presión y la tensión se palpan en un club que sabe que la ‘tranquilidad’ durará lo que dure el fútbol. Las consecuencias del ERE están a la vuelta de la esquina. Un tema con el que también tienen que lidiar a diario Pellicer y sus jugadores. La situación del Málaga no es la de sus rivales en la competición. Un descenso es malo para cualquier entidad, pero para los de Martiricos podría acabar siendo nefasto.
Son situaciones diarias donde los problemas de las oficinas a veces se cuelan en el césped. Es algo absolutamente inevitable. Un handicap que dará más valor todavía al objetivo de llegar a los 50 puntos al final de las 42 jornadas. El Málaga no es nuevo en estás lides. El club de La Rosaleda conocer perfectamente lo que es luchar por no bajar a 2ªB en medio un ambiente no apto para la práctica del deporte profesional. Los más viejos del lugar califican este ERE como uno mucho más crudo que el de 2006 con Fernando Sanz como presidente. En aquella ocasión era habitual que temas de abogados o representantes fuesen la noticia del día a diario.
Sin ir más lejos, el pasado partido contra el Girona tuvo intrahistoria. Normalmente, los blanquiazules suelen realizar un entrenamiento de activación cuando el equipo juega por la tarde / noche en casa. Ante los catalanes no lo hubo. El motivo es que los capitanes estuvieron presentes en una reunión en que se trataron temas del ERE con otros empleados del club y representantes sindicales. No es la situación idílica de cara a preparar un partido. Un hecho que da más valor todavía si cabe al triunfo de Pellicer y sus futbolistas ante los catalanes. Este Málaga tiene que jugar con la presión de la situación.