El Málaga CF volvió a pasar todo el fin de semana en puestos de playoff. El cuadro de Martiricos vive uno de los mejores momentos del último lustro en el plano deportivo. Una tranquilidad en el terreno de juego que hacía tiempo que no se palpaba. Desde el descenso a Primera RFEF, los blanquiazules no habían tenido un momento de paz deportiva como este. Las seis jornadas sin perder y el comienzo mejor de lo esperado han dado una tranquilidad al equipo que hacía tiempo que no se sentía en el club. Por primera vez en mucho tiempo, el Málaga juega sin presión y eso se nota en el ambiente. El Málaga CF se ha liberado de la carga más importante muchos años después.
El curso 2022-23 fue el peor en cuanto a nervios que se había vivido en mucho tiempo. Desde el club se vendió que el Málaga lucharía por el ascenso. Los jugadores fichajes y no fichajes, hablaban de Primera División ya en el mes de agosto en plena pretemporada. El resultado fue un manojo de nervios. El Málaga estaba en descenso ya en octubre y no saldría de ahí en todo el curso. La crispación del verde llegó a la grada y de la grada fue a las calles en una pesadilla que unió al malaguismo, pero quitó años de vida a todos.
El curso pasado tampoco fue tranquilo. En Primera RFEF, el Málaga estaba obligado a ganar sí o sí. Si el equipo no goleaba a sus rivales todo parecía insuficiente. Cada derrota que alejaba a los blanquiazules del primer puesto se sentía con muchos nervios en La Rosaleda. El ascenso fue de infarto, pero la sensación de estar todo bien y tranquilo no se pudo palpar en toda la temporada. Ahora, la situación es otra. El Málaga CF se ha liberado de la carga de la presión. Los jugadores y la afición disfrutan de cada jornada. No hay tensión en el ambiente y eso está creando un caldo de cultivo muy interesante cuyo límite se verá cuando empiecen las verdaderas curvas de este curso.
Sólo de imaginarme el sueldo que se pondría el administrador judicial si sube el Málaga es para ……..