Ni siquiera en Lunes Santo y con Nuestro Padre Jesús Cautivo bendiciendo un año más las calles malagueñas y con miles de personas rezando a su paso, fue capaz el Málaga CF de obrar el “milagro” de al menos puntuar en Huesca. Una vez más los de Sergio Pellicer perdieron el encuentro en los instantes finales del envite y el de Nules planteó un partido en la segunda mitad para empatarlo y terminó perdiéndolo. El algodón no engaña y cuando un equipo ha sumado solo doce puntos de cuarenta y dos en juego está claro que tiene problemas estructurales graves de gestión en todos sus ámbitos y que éstos no se ciñen sólo al entrenador. Por supuesto, el director deportivo, Loren Juarros, es uno de los principales responsables del desaguisado y hace ya tiempo que debería haber sido cesado o en su defecto haber dimitido él por dignidad de su cargo.
Sin embargo, no nos engañemos, el principal culpable de esta segunda vuelta, sin que ello excluya a otros, es el “mister” blanquiazul, incapaz de hacer rendir a este plantel y repitiendo jornada a jornada los mismos errores. No tiene un once inicial definido, los cambios cada vez son más erráticos durante los encuentros y su nerviosismo en las ruedas de prensa cuyas declaraciones cada vez son más incomprensibles denotan que la situación le ha superado.
El club costasoleño sigue “secuestrado” por la justicia malagueña cuya jueza del Caso Al-Thani, su señoría María Ángeles Ruíz, prolonga en más de cinco años y medio la intervención judicial de la entidad, lo que supone un lastre para el crecimiento del club y su desarrollo. Pese a todo no nos queda otra que solicitar a José María Muñoz, administrador judicial del club, que al menos por una vez de verdad actúe como Presidente de la entidad malacitana y tome cartas en el asunto deportivo a la mayor brevedad.
Mantener en el cargo a Sergio Pellicer es condenar al Málaga CF a un nuevo descenso de categoría salvo que todos los astros se alineen en nuestro favor en los próximos partidos. Muñoz tiene la obligación de contratar a un técnico capaz de salvar los muebles en lo que queda de temporada y de una santa vez desarrollar un proyecto deportivo y económico digno de la ciudad malacitana y equidistante de la penosa gestión de las últimas tres temporadas. Un descenso a la Primera Federativa, un ascenso a la Liga Hypermotion tan milagroso que se celebró como si de un título se tratase sin hacer autocrítica a una temporada con más sombras que luces. Y la temporada es actual cuya situación es crítica y desesperante para una afición que no se merece sufrir el quinario a la que está siendo sometida una vez más.
En definitiva, del partido de ayer solo puede extraerse una conclusión clara y diáfana: Es necesario cambiar el entrenador del primer equipo antes de que la situación sea irreversible e inaceptable.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.
Correcto, pero a quien traemos que quiera dirigir esta banda? Estoy convencido que no perderemos la categoría y no por méritos, sino porque los hay peores. Y me temo que Pellicer seguirá como entrenador, cuando no tuvimos que renovarle tras el ascenso.