El Málaga sumó su segundo triunfo del curso. Segundo en una Rosaleda que levitó durante algunos momentos del partido. El público de Martiricos llevó en volandas a sus jugadores sobre todo en una segunda parte en la que los blanquiazules tuvieron que remar mucho para acabar llevándose los tres puntos. El templo malaguista, que guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria del bombero fallecido en los incendios de Sierra Bermeja, fue clave en la victoria de los suyos. Cánticos, presión arbitral, ánimos y hasta un toque de burla que acabó desquiciando a algunos jugadores del Girona y a su entrenador, que fue expulsado. El Málaga jugo con uno más.
El estadio malaguista batió el récord de asistentes en lo que llevamos de curso. No fueron 12.000 pero sí 11.108 espectadores los que acudieron a animar a su equipo. El Málaga les regaló tres puntos y algo más, la clásica ya fiesta de final de partido. Las cifras de aficionados superan a las de los anteriores choques. 6.159 vieron el cero a cero contra el Mirandés y 6.884 contemplaron la consecución de los tres puntos contra el Alcorcón.
Una vez más, los jugadores quedaron citados nada más finalizar el choque para celebrar los tres puntos con la grada sur del estadio boquerón. Paulino, Brandon y Peybernes fueron de los más fiesteros en la celebración. El Málaga marcha por buen camino y dormirá en puestos de playoffs de ascenso a Primera al menos esta noche. El Málaga jugó con uno más y tiene pinta de que esa será la tónica de todo el curso en La Rosaleda.