Las sensaciones son positivas en general, tanto en casa como a domicilio, pero en dos jornadas como visitante, el equipo de José Alberto ha encajado cuatro goles. Una cifra a tener en cuenta y más si cabe en una categoría tan dura como la LigaSmartBank. El Málaga se muestra frágil lejos de Martiricos. El fortín defensivo en La Rosaleda pierde fuerza lejos de La Rosaleda. Y es que en el coliseo malaguista nadie ha sido capaz de perforar la puerta de Dani Barrio. El empate ante el Mirandés (0-0) y la victoria ante la AD Alcorcón (1-0) son buena prueba de ello.
En Ibiza, el Málaga sufrió de lo lindo. 11 disparos y dos tiros a puerta y dos goles. Fueron dos tantos e incluso pudieron ser más. El Málaga salió vivo y airoso de Cam Misses. Por fortuna, los de José Alberto rascaron un empate. Es cierto que si la delantera ibicenca hubiese estado más acertada o si Dani Barrio no hubiese obrado un milagro en la última acción de peligro, otro gallo cantaría.
La sensación de fragilidad se agudizó en Almería. Fueron siete minutos de zozobra y de dudas. Pese a tener un jugador más, el Málaga CF quedó noqueado en ese corto espacio de tiempo. No fue por un aluvión del equipo de Rubi sino por dos desconexiones que acabaron destrozando la imagen en el terreno de juego. El Almería solo disparó 7 veces, tres a portería y el Málaga llegó a acumular 16, pero sin pólvora. Cuestión de pegada y de fragilidad.
Si echamos la vista atrás, la temporada pasada el equipo de Pellicer arrancó con problemas parecidos lejos de La Rosaleda. Es cierto que aún estaba el mercado abierto y el club seguía adaptándose al caótico ERE deportivo. En las primeras jornadas del campeonato lejos de Martiricos, el Málaga encajó 6 goles en tres partidos aunque logró vencer en Castellón con el gol de Ramón. Este año, José Alberto arranca con un punto de partida bien distinto, pero los problemas se repiten. El Málaga, frágil lejos de Martiricos y próximamente se avecinan dos compromisos complicados a domicilio: Ponferrada y Gijón.