Málaga y Las Palmas empataron a uno en el duelo correspondiente a la trigésima jornada de Segunda. Un punto que pudo ser más para el cuadro costasoleño teniendo en cuenta lo que se ha visto sobre el verde. Este resultado eleva al conjunto malacitano hasta la undécima posición a seis del descenso. Por su parte, Las Palmas acumula ya diez jornadas consecutivas sin ganar.
La primera parte arrancó con un ritmo frenético en clave blanquiazul con un par de ocasiones manifiestas de gol en las botas de Juanpi y Sadiku, mientras que el comienzo canario fue dubitativo. Demasiada insistencia en los balones largos buscando destellos de Aridai, Pedri, Rubén Castro y compañía.
Los pupilos de Pepe Mel fueron de menos a más y teniendo un cabezazo clamoroso de Javi Castellano que se marchó por el lado derecho de la meta defendida por Munir. Unos compases en los que los visitantes comenzaron a estancarse hasta que un remate del ariete albanés con cierto peligro despertó a los soldados de Sergio Pellicer.
Keidi Bare no tuvo su mejor partido notándose de forma más que visible la falta de aceite en su engranaje. Y hablando de falta, el choque con un rival amarillo provocó que viese la cartulina amarilla. ‘Tete’ Morente entiende a la perfección lo que le pide su entrenador y disputa cada balón como si fuese el último. Con esto y poco más, el colegiado señaló el camino de los vestuarios con el empate gafas luciendo en el electrónico.
El guion de la segunda mitad empezó con la entrada de Cifu en detrimento de Ismael Casas, quien no ha cuajado su mejor partido como malaguista. Aunque lo que hay que destacar es el gol local de Eric que adelantó a los amarillos en los primeros compases del juego a través de un remate de cabeza sin oposición boquerona. Se ponía cuesta arriba el choque para los intereses blanquiazules.
Armando Sadiku hasta en dos ocasiones pudo amenazar la meta canaria, pero no tuvo fortuna. Empezó a despertarse el Málaga que quería recuperar sensaciones. El segundo cambio del preparador castellonense –Hicham en lugar de Keidi– pretendía dar esa profundidad que no tuvo sus jugadores durante la gran mayoría del encuentro. Munir realizó dos paradones imperiales para mantener a su equipo en el encuentro.
Y de lo peor a lo mejor. Testarazo de David Lombán que logró entrar en la portería insular y empatar la contienda en el momento que más lo necesitaban. Chut de confianza de cara a los minutos finales de un choque que comenzó a calentarse. Una falta botada por Juanpi en la media luna y el misil a larga distancia de Hicham pusieron en vilo por unos instantes a la afición canaria.
En los últimos diez minutos, la entrada de Bouhlaroud en lugar de Dani Pacheco buscó dar oxígeno a los malaguistas y proteger un muy buen punto a domicilio abriendo diferencias con el pozo. A pesar de las intentonas blanquiazules, el resultado no se movió y llegó el pitido final. Un punto que pudo ser más… o menos.
