No hace demasiado tiempo se hizo popular la frase de ‘malagueñizar’ la cantera. No se trataba, aunque en su momento se entendió mal, de rechazar porque sí a jugadores que llegaran de fuera, sino de apostar primero por lo de casa, pues talento siempre ha habido, y mucho, por la Costa del Sol. Los Isco, Brahim, Samu Castillejo, Ontiveros, Portillo, Juanmi o Loren no son casualidad.
Pero esa política de cantera se ha expandido con éxito en el primer equipo hacia el resto de Andalucía. Y la prueba la tenemos en el pasado fin de semana. Pellicer alineó contra el Sabadell un once titular en el que había nueve andaluces más Mejías y Rahmani. No habían jugado tantos de inicio en toda la temporada.
El bigoleador Luis Muñoz, Escassi y Joaquín nacieron en Málaga. Matos es natural de Sevilla, paisano de Juan Soriano (Benacazón) y Jozabed (Mairena del Alcor). De Córdoba salió Juande, mientras Ismael Casas es de Linares (Jaén) y Caye Quintana de Isla Cristina (Huelva). A ellos hay que añadirle otros dos futbolistas de la región que entraron en la segunda mitad. Otro malagueño como David Larrubia y el gaditano Cristo Romero, que vino al mundo en Algeciras.
En total, once andaluces de dieciséis jugadores que actuaron y seis de las ocho provincias de la Comunidad Autónoma representadas en el Málaga. Tan solo Granada y Almería se quedaron fuera de esta rotación. Lo que hubiera cambiado si el granadino Ramón Enríquez, de Órgiva, un habitual, no hubiera sido descartado a última hora por unas molestias musculares.
La apuesta por el producto regional le está saliendo muy bien al conjunto de La Rosaleda que, con esa victoria con sabor andaluz ante el Sabadell, ha alejado a diez puntos el descenso.