El futuro del Málaga es incierto. El cuadro de Martiricos todavía no sabe en qué manos estará la próxima temporada. En La Rosaleda tienen que trabajar con dos posibles escenarios. El primero de ellos la vida seguirá igual mientras que en el otro, que de momento parece lejano, podría haber una inyección económica por parte de los futuros nuevos dueños del club, todavía sin nombres ni apellidos. En Martiricos se está teniendo paciencia con el tema pero el calendario va descolgando hojas y hay cosas que no se pueden posponer mucho más en el tiempo.
Los contratos de Pellicer y Manolo Gaspar, y a su vez el de algunos de los jugadores que acaban contrato en 2021 o en 2022 y cuyas renovaciones hay que poner ya en marcha. Puede ser el caso de los jugadores cedidos con cláusulas de compra, los canteranos o jugadores de la plantilla como Luis Muñoz o Dani Barrio. La planificación no descansa en este Málaga donde anticiparse a lo que venga es más clave que en otros clubes de la categoría de plata. El 20 de febrero finalizan los segundos seis meses del administrador judicial. Antes de que eso ocurra, la Jueza dará una nueva prórroga que activará la maquinaria blanquiazul.
La idea de José María Muñoz es renovar una temporada más el contrato de sus manos y pies en el club. Una vez ocurran estas dos cosas, lógicas y obvias, se pondrá en marcha el plan malaguista para la temporada 21-22. Desde la dirección deportiva ya se han adelantado consultando a varios jugadores de 2ªB para el próximo curso. El perfil que el club busca será similar al de esta temporada que todavía está en marcha. La frase más repetida en las oficinas de La Rosaleda es aquella de no querer hipotecar el futuro de la entidad malacitana. Mientras, el futuro del Málaga sigue siendo incierto.
