El rostro de cada una de las 18.980 personas que decidieron acudir al templo boquerón cambió de facción cuando subieron las escaleras y escalaron los vomitorios del estadio. El verde no era tan verde y el color marrón cogió más presencia de la que hubiese gustado. El Málaga mudó la alfombra invernal y, de momento, el césped de La Rosaleda preocupa y mucho.
Una percepción que reflejó el propio José Alberto en sala de prensa: “Hoy se ha juntado todo y también es eso. Seguro que mejorará el césped. Están trabajando en ello todo el tiempo posible y me consta, aunque hoy lo hemos notado”. Desde el club no se puede sacar como la gran excusa de la primera derrota local, aunque sí que, evidentemente, condicionó el devenir del encuentro con un juego mucho más ralentizado.
La buena noticia al respecto es que el Málaga tiene por delante dos partidos a domicilio –Eibar en Liga y Rayo Majadahonda en Copa- los próximos sábado y martes, respectivamente. Son doce días los que faltan por tachar en el calendario para que el conjunto blanquiazul cierre la primera vuelta liguera frente al Leganés en casa. A esta hora del lunes festivo, el césped de La Rosaleda preocupa y mucho.
Y yo dándole vueltas a la cabeza de por qué hemos perdido… Y ha sido por el césped que nos ha perjudicado. Sin comentarios.