El auge ultra en el Málaga CF: un grave problema que crece

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Disturbios ocasionados al término del Málaga CF - UD Ibiza de la temporada 22/23

Lejos de encontrar soluciones, va a peor en los últimos tiempos. El auge ultra en el Málaga CF: un grave problema que crece.

Es una verdadera lástima que la previa y el post partido del Málaga CF en Riazor estén marcados por los incidentes acontecidos la noche anterior al duelo. E injusto también para todos, pero son circunstancias que si se espera algún día erradicar, tienen que ser señaladas y cuestionadas. Lo sucedido en la capital coruñesa no fue una situación esporádica, espontánea o puntua. Se trató de unos lamentables actos que no es la primera vez que suceden y que ensucian el nombre de toda una afición ejemplar a nivel nacional como es la malaguista. Una vez más, violentos que se camuflan bajo el apoyo a un equipo de fútbol aprovechan para infundir terror y llevar a cabo prácticas violentas de manera sistemática. Esto no debería tener cabida en el fútbol de hoy en día.

Según ha podido conocer Radio MARCA Málaga, el Málaga CF está a la espera de que el Comité Antiviolencia brinde un traslado con información acerca de lo sucedido al club. La entidad no cuenta con potestad ninguna para investigar los hechos, sí para efectuar las medidas necesarias una vez que la Policía Nacional, y posteriormente el Comité Antiviolencia, desglosen y detallen los datos de los actos por medio de vídeos y otras herramientas. Como mencionamos anteriormente, no es la primera vez que un partido queda marcado por hechos de tal índole.

Nos remontamos al pasado 12 de mayo de este mismo año. El Málaga CF empataba in extremis en San Fernando pero, una vez más, la noticia estuvo en los aledaños del estadio al término del partido. Graves altercados tuvieron lugar entre ultras del San Fernando y del club boquerón. Según la Policía Nacional, se trató de seguidores del Málaga CF que portaban camisetas blancas y que no fueron identificados. Todo ocurrió en la sede de la Peña Orgullo Isleño donde volaron las mesas y los cristales de botellas. Antiviolencia decretó una sanción grave de 3.001€. Además, la prohibición de acceso a los recintos deportivos durante los próximos 6 meses a 31 miembros del Frente Bokerón que fueron localizados por la Policía Nacional

En noviembre de 2021 se vivió una situación similar, esta vez en Burgos. Decenas de ultras viajaron hacia esta ciudad para acudir al partido disputado en El Plantío. En la previa del mismo, sembraron el pánico en la ciudad realizando destrozos en el mobiliario urbano. No hubo detenidos. La única consecuencia fue que el partido de vuelta disputado en La Rosaleda fuese, por increíble que parezca, declarado de alto riesgo. En febrero de 2023, de nuevo el foco estuvo en la ciudad burgalesa. Y ya ni jugaba el Málaga allí. El motivo, o más bien excusa, fue un Burgos – Real Zaragoza.

Se produjo una reyerta multitudinaria en las inmediaciones del estadio en la que, ultras de ambos equipos además de otros, se golpearon con todo tipo de objetos como sillas, mesas o papeleras. Un total de 64 detenidos que se dividieron entre las ciudades de Logroño, Madrid, Pamplona, Burgos, Zaragoza y Málaga. Los grupos ultras involucrados fueron Resaca Castellana, del Burgos; Ligallo, del Zaragoza; Viejo Fondo, de la UD Logroñés; Frente Bokerón, del Málaga e Indar Gorri, de Osasuna.

Lamentablemente, son demasiados los ejempos. Santander, octubre del 2022. Supuestos ultras del Frente Bokerón y de Juventudes Verdiblancas, del Racing de Santander, se citan en un parque infantil para pegarse. Ambos niegan que se tratase de miembros de sendos grupos y hay detenciones. De nuevo y como en Burgos, una tormenta de objetos toma el protagonismo de la trifulca. Afortunadamente, el dispositivo policial acudió de manera instantánea y no llegó a más. Pero el daño ya está hecho porque se vuelven a abrir los noticieros con esas imágenes.

En abril de ese mismo año, la noticia estuvo en el Aeropuerto de Málaga. La Policía Nacional arrestó a seis miembros del Frente Bokerón por ocasionar revueltas y enfrentarse a ultras del Sevilla FC. Los sevillistas aterrizaron en la capital de la Costa del Sol tras llegar desde Londres de un West Ham – Sevilla y, según fuentes policiales, hubo unos 30 miembros de ambos grupos involucrados en la pelea. No hubo heridos. En marzo, 15 miembros del Frente Bokerón fueron identificados por la Policía Nacional cuando planeaban junto con los Inter City Firm, ultras del West Ham inglés, una reyerta contra los Biris Norte de nuevo. Son muchas las trifulcas que han ligado a sendos grupos radicales a lo largo de la historia.

Las eliminatorias ante Celta Fortuna y Nástic de Tarragona están bastante frescas aún y también fue noticiable la actuación del Frente Bokerón. En Vigo, no pasó de los gritos de «Puta Vigo y puta Balaídos» más allá de la intimidación a vecinos locales. Que no es poco, pero en Tarragona sí se llegó a organizar una reyerta en la que los Mossos d’Esquadra tuvieron que tomar parte y cargar contra los ultras. Hubo una herida a causa de un golpe de una piedra en la cabeza.

Todos recordamos los tristísimos hechos acaecidos al término del Málaga CF – UD Ibiza de la jornada 42 en la temporada 22/23, la del descenso. Hasta 18 abonados pertenecientes al Frente Bokerón fueron sancionados por parte del club con la prohibición de entrada a los partidos a los mismos. El club informa a este medio que tienen suspendido cautelarmente el abono hasta que no se resuelva lo penal contra ellos. Se limitan a cumplir el régimen interno de abonados. Lo que sucedió fue que cuando terminó el partido de fútbol, una marea de radicales se concentraba en el exterior del estadio, junto a la grada de Fondo, esperando la salida de jugadores y directiva del club andaluz, al objeto de recriminarles el descenso de categoría del equipo. Barricada al objeto de impedir la salida de miembros del club local.

Los seguidores ultras tenían la intención de cortar la única vía de salida por carretera, desde el parking interior del estadio a la avenida de La Palmilla, y así impedir la marcha del equipo. En ese contexto, los ultras formaron una barricada, volcando contenedores e incendiando uno de ellos. También perpetraron el vuelco de una motocicleta de la Policía Local y el lanzamiento de piedras y vallas contra efectivos de la Unidad de Intervención Policial -UIP- de la Policía Nacional, que efectuaron disparos al aire -«salvas»- para disuadir a la masa, frustrando los planes de los alborotadores. No hubo cargas policiales.

El grupo ultra tomó medidas legales al entender que la decisión del club era injusta. El motivo, que no existiera una sentencia en firme acerca de los actos. Por ello, acudieron a los tribunales para «defender nuestros derechos constitucionales a la presunción de inocencia y al derecho de libre asociación«.

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