Nunca echarás de menos aquello que no tuviste. Pero cuando has rozado una victoria, con lo caras que están en Segunda, a poco te puede saber el empate que consiguió el Málaga ante la Ponferradina en El Toralín. Y eso que el cuadro local tuvo más y mejores ocasiones. Y sin duda mereció el empate, si no la victoria, después de estrellar tres balones en el palo. Pero da la sensación de que los malacitanos, que salieron perjudicados con los cambios, pudieron hacer más para mantener su ventaja aunque al final terminaran pidiendo la hora.
La primera parte fue visitante. Salieron muy cómodos con y sin balón. Y perdonando muy pronto con una ocasión desperdiciada por Matos que pisó la pelota cuando trataba de rematarla. El control y el ritmo lo marcaba sin discusión Ramón Enríquez, el amigo de todos, omnipresente y con calidad. Lo que no evitó el susto que Gaspar dio a Juan Soriano con un remate que se estrelló en el larguero.
Fue una acción aislada dentro del buen juego malaguista, que buscaba una recompensa. Llegó al cuarto de hora. Un balón despejado a ninguna parte acabó en el área local con Amo y Chavarría luchando a brazo partido por él. El argentino hizo valer su físico para ganar el sitio y ver con el rabillo del ojo cómo llegaba Rahmani. Este, sin compañía, tocó con sutileza con el interior de su pie izquierdo colocando un remate imposible para Caro.
El gol sirvió a los andaluces para creer aún más en sí mismos. Los del Bierzo, mientras, intentaban sacudirse la presión sin conseguirlo. Se hartaron de correr en la Ponferradina persiguiendo sombras mientras el Málaga jugaba a las cuatro esquinas. Tocaba y tocaba, aun sin amenazar en exceso al meta leonés.
Tanto hacerlo bien conlleva un peligro, la suficiencia. Y con ella, la relajación. Y así llegaron dos oportunidades de oro para los de Bolo. Incomprensible, primero, que dos futbolistas se quedasen en el área pequeña solos ante Juan Soriano. Pero más aún que Katxe fallase lo que falló. Disparó mordido con la zurda a dos metros de la portería y el balón tocó el palo antes de perderse por la línea de fondo. Y a continuación, otro susto más, esta vez con una falta lanzada al larguero por Ríos Reina.
Los cambios rompieron al Málaga
El lateral, precisamente, sería clave en la segunda mitad. Antes, ya había avisado Yuri, en una pésima cesión de Rahmani, pero Soriano se hizo grande le robó el caramelo al brasileño. Nada pudo hacer, sin embargo, cuando llegaron los cambios y Ríos Reina encontró a su mejor socio, Curro, para que este anotase el empate. No fue casualidad que el gol local llegase tras las sustituciones. Notó y mucho el Málaga la ausencia de Ramón porque el equipo se partió.
Debutó Joaquín, que tuvo el cuarto de hora final, para intentar cambiar la tendencia. Mas no surtió efecto. Y menos cuando Benkhemassa se autoexpulsó. Como Pellicer minutos después. O como cuando Katxe no acertó de milagro en el último segundo a batir a Soriano. Al final, empate y gracias para un Málaga que podría haber dado mucho más ante una Ponferradina que mereció mejor suerte.
Ponferradina: Caro; Paris Adot, Amo, A. Castellano, Ríos Reina; P. Larrea (Juergen, 58’), Sielva; Gaspar (Curro, 58’), Kaxe, P. Valcarce (Romera, 71’); y Yuri (Doncel, 71’).
Málaga: Juan Soriano; Iván Calero, Escassi, Lombán, Juande, Matos; Jairo (Joaquín, 75’), Luis Muñoz (Julio, 87’), Ramón (Benkhemassa, 64’), Rahmani (Cristian, 64’); y Chavarría.
Estadio: El Toralín
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité gallego). Mostró amarilla a Sielva (18’), Ramón (38’), Matos (44’), Amo (49’), Ríos Reina (67’), Lombán (78’). Expulsó a Benkhemassa con roja directa (90’) y a Pellicer (93’).
Goles: 0-1, min. 15: Rahmani, a pase de Chavarría después de que este aguantase el balón. 1-1, min. 73: Curro aprovecha un centro lateral de Ríos Reina.