El efecto Pellicer comienza a perder fuerza. Son ya cinco las jornadas que el Málaga lleva sin ganar. Las dos últimas antes del confinamiento y las tres que se llevan disputadas después de la reanudación de la Liga. Demasiadas.
En ese tiempo, los blanquiazules han recibido en casa al Zaragoza, al Huesca y ahora al Extremadura. Sendas derrotas ante los aragoneses y un empate -y gracias- frente a los azulgrana. Lo que antes era un fortín inexpugnable se ha convertido en un escenario en el que parece muy fácil para los rivales llevarse los puntos en juego. Uno de nueve duele a los blanquiazules. Mucho.
Fuera de casa la situación ha sido un poco mejor. Dos viajes a Canarias y dos empates, ante Las Palmas y Tenerife. Pero tampoco es para echar cohetes pues en realidad son sólo de 2 de 6 puntos posibles. No se han hecho buenos actuando como local.
Sin ganar desde el 23-F
Ese día, el Málaga, que venía de ganar al Cádiz en el Carranza, continuó su remontada pasando por encima del Racing de Santander (2-0). Pero desde entonces, de 15 puntos en juego, sólo ha sumado 3. De poderse escapar casi definitivamente de la zona roja a meterse de lleno en ella conforme se va acercando el final del campeonato.
Y lo que es incluso peor. De poder dejar a rivales directos fuera de circulación, como el Extremadura, a dejarlos vivitos y coleando. El siguiente partido, por cierto, también ante un enemigo con el que jugarse la permanencia: el Lugo. Los gallegos tienen 37 puntos por 40 del Málaga. La oportunidad la pintan de lujo. Pero ojo, porque cinco jornadas sin ganar pesan demasiado.