La épica boquerona no pudo ser. El Granada defendió el cartel de favorito y consiguió el billete directo a los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Pellicer merecieron algo más en el último trato y hay un nombre en concreto culpable de ello. El onubense volvió a ver portería, metió al Málaga en el partido y cuajó una de sus mejores actuaciones con la elástica blanquiazul. Caye Quintana vuelve a sonreír.
Esto tiene que servirle como trampolín de cara a lo que resta de temporada. Con una vuelta liguera por delante y sin otras competiciones en la retina, el ’20’ tiene que dar un paso al frente para volver a su mejor estado de forma. A lo largo de las últimas semanas, la falta de gol le estaba haciendo demasiado daño y, finalmente, secó la pólvora en el mejor momento: buen movimiento de cuello que propició un testarazo limpio para batir a Aarón -quien llegó a tocar el balón- y soñar con el empate que se mereció, pero no pudo ser.
Ya son tres dianas las que lleva el ariete andaluz tras marcar en La Romareda en Liga y en el estreno del KO frente al Coruxo. Debe ser el punto de inflexión para un futbolista que contribuye notablemente en tareas ofensivas, pero que tiene esa espina clavada de cara a puerta. Se acabó el viaje en la Copa, solo hay que centrarse en Liga y Caye Quintana vuelve a sonreír.
