La victoria en Lezama ha servido para varias cosas. El Málaga CF ha vencido a sus miedos y ha derribado un muro que en 2022 parecía infranqueable para los blanquiazules. Meter dos goles, conservar una renta, innovar en su juego. Varias puertas derribadas por los malaguistas y todas destinadas a coger aire. Un aire que han respirado no solo los jugadores, muy cuestionados en el los últimos dos meses y con hasta algún que otro episodio desagradable vivido. El aire también lo coge Natxo González y Manolo Gaspar. Ambos son también vencedores del partido en Lezama contra el Amorebieta.
El entrenador sale reforzado. Sus números eran nefastos. Era la realidad del vitoriano. Su golpe de entrenador y la revolución en el campo de un rival directo por la permanencia ha saciado de momento al malaguista. No puede relajarse Natxo, el examen contra la Ponferradina va a dejar claro si esto es una línea en el agua o un cambio de dinámica. Lo segundo es lo que exige el entorno, abrumado por una temporada que está muy lejos del objetivo del equipo. Natxo dedicó el triunfo a la afición, pero todavía tiene que remar más para ganarse el cariño tras una victoria en seis partidos.
El otro que respira es Manolo Gaspar. El director deportivo estaba empezando a ser cuestionado por parte de la afición. Esa que no entiende del ahorro de un millón de euros del mercado invernal. El paleño disfrutó de la charla con los jugadores en el vestuario y de un discurso que ha gustado a parte de la grada y ha dejado un poco contrariado a otra. Manolo Gaspar también se la juega en esta recta final de la temporada tras su primer curso con margen económico y un verano menos movido que el anterior. De momento, Manolo Gaspar y Natxo cogen aire.
