Cuando en un club, lo justifique como lo justifique con medias verdades, el propietario lejos de invertir en su empresa hace justo lo contrario. Cuando lejos de reforzar a su equipo vende todo lo que considera oportuno temporada tras temporada y durante el stage veraniego no firma las operaciones que sus asesores deportivos y financieros le aconsejan por el bien de la entidad deportiva.
Cuando un club que viene de la Champions League, de clasificarse para la UEFA, de estar una década en la Liga de las Estrellas, sólo puede inscribir a once profesionales y ni siquiera puede hacerlo con su entrenador.
Hay sólo una forma de definir la situación: VERGÜENZA.
Afortunadamente en el Málaga CF ha existido siempre un espíritu de supervivencia muy por encima del todavía máximo accionista del club, Abdullah Bin Nasser Al Thani. El compromiso de una buena parte de sus empleados, el de la plantilla malaguista y el de su entrenador Víctor Sánchez del Amo, ha sido ejemplar,
Víctor fue capaz de ponerse el traje táctico del asturiano Juan Ramón López Muñiz, a fuerza ahorcan, mientras el equipo se dejaba el alma defendiendo sobre el terreno de juego. Adrián volvió a ser fundamental de cara al gol, ya lo fue la pasada temporada, y el trabajo de los profesionales de la plantilla, achicando agua del dominio futbolístico del Racing de Santander, se complementó con la ilusión y la entrega de los canteranos.
Fue suficiente en esta ocasión pero desde luego no puede ser el modus operandi de la temporada. Sin refuerzos adecuados y una planificación acertada es muy difícil que la temporada acabe siendo fructífera. Una responsabilidad que compete sobre todo a Al Thani y que es de esperar asuma en los albores de la próxima semana.
Mientras tanto el Málaga CF ha comenzado la competición ganando un partido en un estadio muy difícil y frente a un rival de los históricos aunque llegue desde la Segunda División B. Tres puntos para seguir trabajando en base a la propuesta de Sánchez del Amo mientras Al Thani decide si avala o no el trabajo de Pérez Caminero y su equipo.
Así estamos.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.