UNA NOCHE EXTRAORDINARIA PARA EL  MALAGUISMO Y SUS FUTBOLISTAS

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Nadie lo hubiese dicho después del esperpento de final del partido en Soria frente al Numancia en la Copa de S.M. el Rey D. FELIPE VI. Lo escribo en mayúsculas porque creo que las circunstancias políticas en España así lo requieren.

 

La afición acudió a la cita de la Federación de Peñas Malaguistas, que preside Miguel Molina, y le dio al equipo un recibimiento de lucha por un título a su llegada al estadio de La Rosaleda. En mi humilde opinión, ahí empezó a ganarse el encuentro. Hay que ser de mármol para que ello no insuflase los ánimos necesarios y los futbolistas no viesen tocada su fibra de amor propio.

 

Los de Míchel -que planteó muy bien el envite- salieron a morder a los celtiñas desde el primer instante y a fe que lo consiguieron. Una y otra vez merodeaban el área gallega y solo la mala fortuna o el acierto del guardameta Rubén evitaron un resultado al descanso muy favorable a los costasoleños. El gol de Adrián descargó toda la adrenalina que Míchel y su equipo llevaban dentro.

 

La segunda mitad fue durísima y complicada. El colegiado repartió errores, pero la grada, que le recibió con cartulinas negras en señal de protesta, no le perdonó una. Cuando los motores de explosión, entiéndase que me refiero a Peñaranda y Chory Castro, se fundieron -qué partidazo jugaron ambos-, los blanquiazules supieron sufrir en defensa. El resto lo hizo la comunión entre una afición entregada y el equipo.

 

Empató el Real Club Celta de Vigo pero, lejos de de hundirse, el cuadro malaguista reaccionó con bravura e inteligencia. Míchel acertó en sus decisiones desde el banquillo y el buen hacer de Recio, empujando a los suyos, resultó fundamental. El penalti de Cabral tras remate de En-Nesyri, lo marcó el capitán malacitano para llevar el delirio a la grada.

 

Aún quedaba el postre. Al fin las grandes intervenciones de Roberto Jiménez le daban tres puntos al Málaga. Su gran parada tras remate de Maxi Gómez fue el último susto de la noche. Tres puntos de oro y a seguir soñando con la permanencia.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.