Posiblemente, el peor encuentro del Málaga en mucho tiempo pero suficiente para sumar tres puntos de oro que dan a los blanquiazules un impulso casi definitivo, salvo hecatombe no deseada e improbable, hacia una nueva permanencia en la Liga de las Estrellas.
De entrada, Abelardo dio la misma medicina a Javi Gracia que este dispensa a los rivales de más enjundia que se miden a los boquerones. Es decir, presión asfixiante para dificultar su salida de balón y rápidos contragolpes con un Jony estelar en esa faceta. A los malaguistas, con muchas bajas anoche sobre el césped de La Rosaleda, semejante propuesta se les atragantó en demasía en la primera parte.
Tanto fue así que Memo Ochoa evitó lo peor en dos intervenciones de oro, lo que evitó a los costasoleños males mayores. Puestas así las cosas y con un Recio que se multiplicaba para jugar y ordenar a los suyos, muchos de ellos realmente espesos, apareció el venezolano Juanpi Añor para liarla. Trazó una vertical hacia la frontal del área y su golpeo de balón seco y colocado al palo derecho de Cuéllar acabó en el fondo de las mallas. Faltaron los pañuelos blancos de una grada casi desierta -se conoce que los llamamientos de Javi Gracia a su afición no tienen la fuerza suficiente-, para celebrar un gol memorable del venezolano.
Y ahí acabó el Málaga CF. Un par de cosas más de Charles, varios fueras de juego y un Memo Ochoa espectacular en una intervención a bocajarro cuyo remate final de Castro terminó en el poste dieron los tres puntos al Málaga. Eso y Burgos Bengoetxea, del que los asturianos se acordarán un tiempo después de que no viese un clarísimo penalti de Pablo Fornals en las postrimerías del envite.
Mereció el empate el Sporting mientras que el Málaga CF logró los tres puntos más injustos en mucho tiempo. Claro que en el global de la balanza arbitral hay más en negativo para los malacitanos que en positivo todavía. Contando con que hubiese marcado alguien de los de Abelardo el penalti a Ochoa, tal y como estaba anoche Memo, una incógnita.