La temperatura y el brillante sol costasoleño estaban a punto. Desde su Tribuna Celestial, el maestro Chiquito de la Calzada esperaba sentado al lado de su Pepita del alma el justo y merecido reconocimiento de su gente, la buena y extraordinaria gente de Málaga. En su plaza de la Calzada trinitaria, al lado de Nuestro Padre Jesús Cautivo, el Señor de Málaga, los cimientos se removieron con respetuoso silencio.
Pero el silencio en la capital de la Costa del Sol tiene muchas formas y diferentes sonidos para pronunciarse. Y, sin ninguna duda, la afición malaguista supo dar el mejor de los reconocimientos a uno de los suyos, uno de los más grandes genios del humor español de los últimos 25 años, Don Gregorio Sánchez. El minuto de aplausos del malaguismo para el maestro del barrio de la Trinidad seguro que permitió esbozar más de una sonrisa a Chiquito y llenó de orgullo a Pepita. La feliz idea de la grada de animación y de todo el malaguismo no pudo ser más acertada y, por lo tanto, merecedora de una sonrisa a mandíbula batiente con el último chiste de Chiquito de la Calzada, q.e.p.d.
Un partido el que enfrentó a malagueños y deportivistas muy parecido a la forma de sentir el humor del trinitario y que se desarrolló como una auténtica montaña rusa, como si cabalgase a lomos del Caballo de Bonanza. Con un Chory Castro inconmensurable, gracias señores Casal y Zalazar por traerlo, que aguantó junto a Adrián al equipo cuando este tuvo dudas y zozobra tras la remontada deportivista. Y Míchel, que con todo perdido, no renunció a su estilo y quiso morir con las botas puestas utilizando a Ontiveros y Juanpi Añor. Muy acertado en los cambios y henchido de felicidad con la victoria. Tres puntos de oro y a seguir soñando con el milagro de la permanencia esperando refuerzos para enero.
Ahora sí, el Fistro Pecador de la Pradera ya disfrutará eternamente de su Málaga, el "partido de su vida", como él mismo dijo siempre.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último y… ¡hasta luego, Lucas! ¡Hasta siempre!, maestro.