Hace ya mucho tiempo que lo tengo claro. Víctor Sánchez del Amo es un buen motivador de vestuarios, un entrenador casi brillante cuando las cosas van bien, ¿quién no lo sería?. Sin embargo es inoperante, lento de reflejos e incapaz de leer bien un partido que se complica, también es errático cuando no torpe en sus decisiones, si el envite se complica y el rival enseña los colmillos no sabe reaccionar.
Ante uno de los rivales más asequibles de la categoría el “míster” blanquiazul no dio una a derechas y le entró el “canguelo” cuando Keidi Bare vio la tarjeta amarilla. Dio entonces orden al equipo de retrasarse, regalar la pelota, el dominio y la contundencia necesaria para evitar una más que posible derrota en Anduva.. ¡De vergüenza!.
Se necesita un hombre de club a su lado porque él no lo es. Del Amo ya demostró la temporada pasada que si enfrente hay un rival de enjundia se desmorona, tácticamente. Le paso frente al Deportivo y frente a Cádiz, Mallorca y Osasuna en la segunda vuelta liguera y la historia se repite. Cinco partidos, un triunfo, tres empates y una derrota. Progresión numérica de descenso.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último
