UN CLUB EN GUERRA INTERNA NO PUEDE LLEGAR A EUROPA

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Lo han intentando y, posiblemente, con más ahínco que en las dos temporadas anteriores. En una, la guerra vestuario-Schuster hacía inviable jugar en competición europea. En la pasada, simplemente era una odisea imaginarlo porque con tantas ventas y salidas anticipadas jugar la Europa League suponía un descenso seguro para este curso liguero. En esta campaña, los futbolistas y el entrenador han tenido que abstraerse de muchas situaciones externas en la zona noble del club para conseguir la permanencia.

 

El simple hecho de conseguirlo virtualmente casi ocho jornadas antes de acabar la competición ya es un milagro en sí mismo. Para pasearse por Europa se debe tener un proyecto serio y fiable. Un plan de negocio adecuado y que pueda desarrollarse sin altibajos y con los dirigentes adecuados en lo deportivo y en lo económico.

 

Pero, sobre todo, se debe tener un presidente digno de serlo y unos consejeros que no se lo lleven calentito, ni como sueldo ni en forma de préstamo ficticio o como les parezca por muy legal que sea. A los futbolistas y a Javi Gracia hay que agradecerles, y mucho, la temporada que han hecho. Yo ya la doy por finiquitada más allá de algún triunfo puntual o empate de aquí a que se agoten las fechas del calendario.

 

Han tenido que soportar cómo sus dirigentes, al inicio de la temporada, fueron cesados fulminantemente por el máximo accionista del club, Abdullah Bin Nasser Al Thani. Observar como el técnico pasó de ser cuestionado por el ex director deportivo Mario Armando Husillos a ser ratificado por el presidente y el nuevo director deportivo del club, Francesc Arnau. Ver cómo el bufete de abogados que lleva los temas y demandas del jeque siguen sin mando en plaza, de manera especial Pedro González Segura.

 

Este sigue sin ser nombrado director general mientras observa que Al Thani le coloca de directora institucional a Beli Álvarez, su amiga en las redes sociales y ex representante de ropa deportiva, entre otras veleidades. Y mientras comprueba que la guerra interna entre el padre y sus hijos por el poder en el Málaga CF le deja un día sí y otro no a los pies de los caballos del que se postula a director general si ganan los hijos este enfrentamiento: Carlos López. La sola idea atemoriza al malaguismo militante y no es para menos. Ni el club podía caer más bajo ni este señor llegar más alto, sin embargo, cuenta con adeptos dentro de la entidad y fuera de ella entre algunos que aspiran a tener cargo en la zona noble de La Rosaleda.

 

Para completar la lista de desatinos, a día de hoy no se vislumbra que González Segura pueda ganar uno solo de los juicios en los que representa al jeque o a sus empresas. De paso, sigue incumpliendo con los medios de comunicación, a los que prometió una rueda de prensa, además de lanzar amenazas veladas. En estos momentos, yo lo veo más como una víctima de Al Thani y sus barbaridades que culpable de casi nada de lo que ocurre en una entidad, que, por cierto, ya vuelve a tener deudas con los proveedores y empresas varias.

 

Podría escribir un libro sobre lo que está por venir y lo que ya ha pasado pero teniendo en cuenta que la afición el domingo ni siquiera protestó por los casi cuatro millones de euros que los hijos han logrado del club no parece que merezca mucho la pena.

Eso sí, lo que resulta evidente es que un club en guerra interna no puede llegar a Europa, no culpen ni a los muchachos ni al míster, no son los culpables.