Su hijo Álvaro, mayordomo de trono de Nuestra Madre y Señora Maria Santísima de los Dolores, me lo explicaba entre lágrimas. "Mi padre, Pepe, se nos ha ido para siempre viendo en la habitación del hospital el partido de la Copa del Rey que jugaron Valencia CF y UD Las Palmas. Me estaba comentando lo de Vietto y cómo es el fútbol…".
De esta forma se nos fue el estandarte de la Semana Santa de Arroyo de la Miel, Don José Paniagua Vargas. Viviendo la vida con intensidad hasta el último suspiro, expirando su último aliento con el disfrute de lo que más le gustaba además de la Semana Santa, el fútbol. Y su Málaga CF, que tantas alegrías y sinsabores le dio siempre. Ahora y antes como CD Málaga.
Asesor y consejero de Paco García Anaya e íntimo de otro grande como fue Pepe Losada, juntos soñaron con un Atlético Benamiel en la Tercera División y a fe que al lado de Garcia Anaya, Pepe Salcedo y Torres Robles lo consiguieron. Pero es igual. Pepe Paniagua también podría haber fallecido elevando al cielo a María Santísima de los Dolores al cuarto toque de la campana del trono para elevarla a pulso. O poniendo en práctica aquella frase de Nuestro Padre Jesús a su Entrada Triunfal en Jerusalén: "dejad que los niños se acerquen a mi, porque de ellos será el Reino de los Cielos". O buscando el Auxilio de María Santísima de la misma advocación Mariana.
Paniagua fundó de la nada la Hermandad de Nuestro Padre Jesús a su Entrada Triunfal en Jerusalén, María Santísima del Auxilio, Santísimo Cristo de la Redención y María Santísima de los Dolores. Logró, con sus habilidades negociadoras, la cesión de unos terrenos por parte del Ayuntamiento de Benalmádena en la calle Parra, donde se construyó la Casa Hermandad para sus hermanos.
Esa calle debería llevar el nombre de Pepe Paniagua tal y como la Archicofradia de la Expiración solicitó para la plaza del insigne cofrade malagueño Don Enrique Navarro. Es algo que propongo aquí y ahora en esta hora del adiós y del silencio, cuando el dolor por la muerte de un amigo resulta imposible de mitigar.
Gracias a los denodados esfuerzos de Pepe Paniagua, hoy cientos de hermanos cofrades conforman la gran familia de la Redención. Miles de personas salen a las calles de Arroyo de la Miel a conmemorar el Viernes Santo para hacer acto de Fe con este hombre que imaginó un sueño cofrade y lo hizo realidad. Bien nos lo puede contar su buen amigo Juan Parra, sempiterno a su lado y enorme figura entre bastidores de la Semana Santa benalmadense.
Maitines al alba, como rezaba San Juan de la Cruz, el Vía Crucis en la madrugada y el traslado de los sagrados titulares el Jueves Santo, tal y como Antonio García, co fundador, y Paniagua pusieron en práctica en su día. Pepe Paniagua fue precursor junto a Adolfo de Clemente y a un servidor del programa Aurora de Resurrección en Radio Marca Málaga. Ahora que vamos a cumplir 17 años, si Dios quiere, es bueno recordarlo porque muchas y buenas cosas se han podido realizar desde esta tertulia semanasantera.
Mi amigo y hermano cofrade Pepe Paniagua me enseñó a querer y a conocer la Semana Santa de Arroyo de la Miel. Su testigo fue recogido por Francisco Ferrer, cuya labor estuvo plena de la dificultad propia de suplir a alguien como Pepe. Posteriormente, Pedro Martín está haciendo honor a lo que representa y supone ser Hermano Mayor de esta Hermandad de la Redención. Pepe me inculcó la devoción por nuestros sagrados titulares y a querer acompañar a mi Virgen de los Dolores cada Viernes Santo. Ahora encontrará en su tribuna celestial, sentado a la derecha del santo Padre, la Redención del Santísimo Cristo.
Descanse en Paz, quien fue y será eternamente estandarte de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús según Arroyo de la Miel. Hasta siempre, Pepe, y cuídanos desde ahí arriba, amigo mío.