Si a diez minutos del final del encuentro, con 1-3 en el marcador y un Málaga CF con uno menos sobre el terreno de juego, alguien hubiese apostado por el empate en Codere.es igual investigan la apuesta. Madre mía de mi vida como empató el cuadro de Míchel un partido en el que fue por detrás en todo momento y en el que volvió a cometer errores infantiles de falta de concentración impropios de LaLiga.
Es evidente que hay demasiada ansiedad, pero también, no se puede negar, un plantel que se deja el alma por revertir esta situación. Un punto de dieciocho posibles no aventura nada bueno. Sin embargo, el hecho de que otros equipos estén en circunstancias similares o peores dan oxígeno a los blanquiazules.
Antes de seguir, un aparte para el colegiado madrileño Del Cerro Grande. Arbitralmente hablando, es un chulo de mucho cuidado. No se aleja de los futbolistas cuando sabe perfectamente que una decisión suya puede elevarles las pulsaciones al doscientos por mil y además les provoca y se encara con ellos. Absolutamente pueril y deleznable su actitud chulesca y de chico de barrio. Malos e incomprensibles ingredientes para ser colegiado en la élite.
Se equivocó mucho y perjudicó al Málaga CF en casi todas las decisiones que adoptó. La más grave fue conceder el segundo gol bilbaíno en clara falta previa a Kuzmanovic y buscarle después, en la primera falta que hizo el centrocampista malaguista, para expulsarlo esperando su protesta.
Mal el futbolista por dejar a sus compañeros con diez, peor aún este lamentable colegiado cuya presencia en LaLiga solo se entiende por estar adscrito al colegio madrileño.
Volviendo al encuentro, hay que ponerle un SOBRESALIENTE a la afición malaguista,, de manera especial a la grada de animación, aunque con un pero. Adrián no es mejor ni peor que otros compañeros en el actual conjunto blanquiazul por lo que no es de recibo silbarle solo a él, además de que con ello no se ayuda al resto de sus compañeros.
El cuadro de Míchel se sobrepuso a la adversidad, a ir por detrás en el marcador, al puñetero árbitro y a sus propios errores. Para ello fue fundamental que los regalos de Luis Hernández, en el penalty y en el tercer gol, no hundiesen al grupo ni anulase la mente lúcida del entrenador madrileño.
Rolan fue fundamental con sus goles y Paul Baysse supo aprovechar el error de Lekue en la marca defensiva, pero todo ello lo hizo posible el cambio que permitió a Juanpi Añor entrar al terreno de juego. Su presencia en el último tramo del envite resultó fundamental. De él salió el saque de la falta que llevo el 2-3 al simultáneo y sus movimientos permitieron la jugada del empate de Rolan.
El Málaga CF tuvo fe para pelear por el empate y casi por la victoria en la última oportunidad de la que dispuso el delantero uruguayo, una pena que ya sea del Depor, ¿verdad Arnau? Al final, las lágrimas del chaval que lloraba por su equipo a moco tendido con el 1-3, se tornaron en una sonrisa de oreja a oreja. Ese es el malaguismo del futuro, ese malaguismo nos hará grandes, ese debería ser el mejor ejemplo para los malaguistas.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.