Anoche en el campo de fútbol del Malaka, que mejor lugar para hacerlo que en ese vivero de futbolistas malagueños, se nos fue Manel Casanova. Respirando fútbol base como a él le gustaba. Se nos ha ido estando al pie del cañón hasta el último día y como a él le habría gustado: en un campo de fútbol. Manel Casanova ha representado una etapa en el malaguismo desde la llegada del presidente Abdullah Bin Nasser Al-Thani.
Uno de sus hombres fuertes y de confianza además de buen amigo del Jeque. Por decirlo de algún modo una de las pocas personas en las que el máximo mandatario blanquiazul ha confiado sin ambages. Se le criticó mucho, yo entre ellos, que se fijase más en futbolistas que no eran de Málaga o su provincia para la Academia. Sin embargo el tiempo le dio la razón con algunos nombres que han aportado mucho al primer equipo en lo deportivo y aún más en lo económico.
La máquina de hacer dinero de la cantera malaguista ha tenido otros protagonistas pero sin duda alguna Casanova es el más destacado. La necesidad de construir una Ciudad Deportiva es algo que inculcó al presidente el ex director de la cantera malacitana; para mí es su mejor legado. Convencer a Al-Thani de esa necesidad para crecer como club supone una primera necesidad para el Málaga CF. Respecto a mí, me alegro mucho de haber podido entablar con él conversaciones más que provechosas cuando tenía serias dudas de determinadas cuestiones de su gestión. Aún me alegro más por haber podido mantener una conversación centrada en su delicada salud, la familia y las cosas realmente importantes de la vida.
He de agradecer por tanto a Manolo Toledo, buen tipo y con relaciones deportivas y empresariales extraordinarias, que me aconsejase hablar con Manel Casanova para conocerle mejor. Y al empecinamiento siempre calculado de mi mano derecha, César Suárez, con similares consejos. Manel Casanova deja pues un legado que se resume en una frase: "La necesidad de una Ciudad Deportiva de nivel para la Academia y el desarrollo adecuado de la cantera para crecer como club".
Desde estas líneas reciba la familia malaguista mi más sincero pésame y, en especial, el presidente Al ~ Thani, buen amigo de Manel. Quiero acordarme también de Francesc Arnau, al que todos criticamos semanas atrás cuando quiso reducirle trabajo por su salud a Casanova. Arnau, gran amigo de Manel, desgraciadamente llevaba razón y ni el propio Casanova ni nosotros comprendimos su buena intención.
¡Descanse en paz!, tan importante persona para el Málaga CF en la última década y que su legado no sea olvidado.
Nuestras más sinceras condolencias a la familia, seres queridos y sus amigos y esperemos que la Academia lleve el nombre de Manel Casanova en la entrada o, al menos, alguna frase de su mentor.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último.