LAS MANIOBRAS ORQUESTALES EN LA OSCURIDAD DE LA DIRECCIÓN DEPORTIVA

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Teniendo en cuenta que es una persona educada y que siempre da una explicación -sea lógica o lo contrario- cuando se le hace una pregunta, no quisiera yo que mi opinión le molestase más allá de lo necesario. Sea como fuere son afirmaciones mías que el protagonista ya conoce, y no sólo él en el Málaga CF, por lo que creo es de justicia que lo sepan también mis lectores.

 

Lo que viene ocurriendo de un tiempo a esta parte en la entidad blanquiazul se asemeja mucho a un vacío de poder desde la dirección deportiva hacia el primer entrenador del equipo, Míchel, que se ha ganado su derecho a que sus peticiones sean respetadas aunque no a que sean obedecidas al dedillo.

 

Teniendo en cuenta esta premisa hemos de poner en tela de juicio el fichaje de Roberto en detrimento de la opción de Willy Caballero por decisión expresa del entrenador, cuyo representante es el mismo que el guardameta aún espanyolista, pese a que quien fuese icono del malaguismo llegaba sin coste alguno. La excusa de no poder pagar lo que Willy Caballero pretendía es, además de infantil, FALSA. Apelar a que el Málaga CF no podía pagarle o no pudo hablar con el argentino para llegar a un acuerdo es una estupidez soberana. El cancerbero fichado por el Chelsea -curioso que sirva para el campeón de la Premier League y no para un club de mitad de la tabla como el costasoleño- venía libre y sin coste alguno. Y dejó dicho a su representante que su prioridad era regresar a la entidad de Martiricos. En un club donde el jeque y sus hijos estropean cada temporada el tope salarial con sus sueldos y gastos, suena a chiste malo que la excusa para no fichar a Caballero sea que no podían pagarle.

 

Sin embargo, y pese a querer cobrar menos que la ficha futura de Roberto -no digamos ya el coste de su traspaso-, Arnau ha obedecido a pies juntillas a Míchel y pese a la complicada economía de la entidad ha dispuesto de una importante cantidad de dinero para esta operación. Esperemos que salga mejor que las operaciones realizadas hasta ahora por el director deportivo cuyo coste y rendimiento para el primer equipo han sido un desastre. Lo de Keko -5 millones de euros- no ha funcionado. El gasto en Santos -4’1 millones por el 75% de su pase- fue 1’1 millones más de lo que pidieron en su día Paco Casal y su equipo a Husillos y Casado, y que estos dos rechazaron. De Bakary Koné, su traspaso y su ficha, mejor no hablamos. Del rendimiento sobre el terreno de juego sería un insulto hacerlo.

 

Respecto al criterio para sus gestiones como negociador y la medición de los tiempos, tampoco sale muy bien librado. La temporada pasada complicó él solito la salida de Memo Ochoa. Cuando el mexicano, con contrato en vigor por aquel entonces, quiso abandonar el club sin coste alguno para los malaguistas, renunciando a la ficha que aún se le debía, se dio a conocer el fichaje de Santos y los números de la misma. Meses después, cuando Ochoa comprobó los problemas con el cupo de extracomunitarios, se plantó en no querer irse gratis sabedor de que las plazas de jugadores no comunitarios con él en el club estaban cubiertas y observando lo que la entidad malacitana pagaba por el ariete uruguayo. Al Málaga CF, los malos cálculos de Arnau le costaron dejar ir libre al Granada CF a Ochoa y pagar la ficha del azteca en su totalidad para que jugase en un rival directo de los costasoleños.

 

Lo que teóricamente salva a Arnau de la pasada temporada fue el fichaje de Sandro, pero hete aquí que servidor, haciendo averiguaciones, ha descubierto que el protagonista del fichaje fue Juande Ramos, quien tiene el mismo representante del canario y que convenció personalmente al delantero. Como Juande Ramos firmó en el Málaga CF gracias a Carlos López, por aquel entonces mano derecha del jeque, pues tampoco juega a favor en el balance del catalán la llegada de Sandro al club.

 

Además, durante las Navidades pasadas, el presidente, Abdullah Bin Nasser Al Thani, le impuso el Gato Romero en el banquillo a Francesc Arnau. Y este, lejos de abandonar su cargo por la falta de respeto a su trabajo del máximo accionista de la entidad, se aferró al mismo como un clavo ardiendo. No fue perjudicial para los malacitanos su continuidad. Evitó la salida de Sandro en el mercado invernal y fichó a Luis Hernández pero, sobre todo, Arnau logró devolverle al presidente costasoleño el desacierto de imponer al Gato Romero en el banquillo del primer equipo. Convenció a Míchel para fichar por el Málaga CF. El técnico debe agradecer a Arnau que lo reintegrase a los banquillos en LaLiga, y a su vez Arnau agradecerle que salvase a los malaguistas del descenso.

 

Sin embargo, la propiedad simétrica que aquí se da no debería perjudicar al primer club de la capital. Cuando los entrenadores deciden los fichajes y el director deportivo de un club obedece con las orejas gachas todos sus deseos el final no suele ser feliz. Y, por desgracia, hay demasiados ejemplos de ello. Adrián, hijo de Míchel, fue fichado -dicen- antes de la llegada de su padre. Y la llegada de Borja Bastón deja al Málaga CF con un trío atacante idéntico al del Eibar en su momento si unimos al irregular Keko. Con todos mis respetos para el cuadro eibarrés, y más esta temporada, si estos son los pasos hacia adelante del club que representa a la quinta capital de España, mal vamos. No digo que no pueda funcionar pero volvemos a hacer equilibrios en la cuerda floja y sin red.

 

Pero Arnau, como director deportivo, tampoco fue hábil al tratar de arrinconar a Manel Casanova hace mes y medio. Su decisión de apartarlo de la primera línea de trabajo en la Academia solo sirvió para que Al Thani le volviese a desacreditar imponiendo la continuidad del hasta entonces máximo dirigente en la cantera. El fracaso del filial por no ascender a la Segunda División B también juega en contra del director deportivo malaguista. El axioma de la mala suerte repetido hasta la saciedad ya no cuela después de diez temporadas sin que el filial ascienda. Hasta ahora, el criterio era no dar continuidad a ningún técnico que no lograse el ascenso después de dos temporadas. Ahora, Francesc Arnau, a su libre albedrío, ha cambiado ese criterio, casualmente cuando uno de sus recomendados en la cantera era el perjudicado. No entro a valorar si merecía o no continuar, pero cambiar los criterios al respecto obligando al club a dar bandazos en ese sentido no me parece adecuado. Si le sumo que Ruano aceptó las imposiciones de Arnau para alinear futbolistas del primer equipo en el filial frente a la Gimnástica Segoviana, con nefasto resultado y pérdida de confianza de sus jugadores a partir de ese momento, la verdad es que la continuidad del técnico es cuanto menos discutible.

 

Así que como se suele decir "no me gusta como caza la perrita" y cómo se presenta la pretemporada con Míchel, entrenando con jugadores que ya no quería en la entidad cuando regresase, junto a fichajes que él ha pedido y aún no están cerrados. Las maniobras orquestales en la oscuridad de la dirección deportiva empiezan a preocuparme. Ojalá que sea sin motivo alguno.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.