A estas alturas de la película, que sigan designando al catalán Estrada Fernández para arbitrar al Málaga es una ignominia. Bien mirado, una cosa buena puede tener la independencia de Cataluña: librarnos de este bulto sospechoso que, como de costumbre, siempre perjudica a los blanquiazules.
Lo de la independencia catalana es a modo de broma, claro. Como saben, yo estoy en contra de que el futuro de las comunidades de nuestro país sólo lo decidan, con respecto a España, los ciudadanos de una región en particular y no el conjunto de los ciudadanos españoles que formamos nuestra nación. Aunque esto es motivo de otro debate.
A lo que iba, no estaría de más que nuestro buen amigo y ex árbitro internacional López Nieto hiciese lo posible porque este individuo lamentable deje de arbitrar partidos a las huestes blanquiazules. Siempre perjudica a los malaguistas de forma directa o sibilina y yo creo que en el Sánchez Pizjuán la gota ha colmado el vaso de la paciencia. A este señor parece que le desagrada todo lo que huela a malagueño. Primero, señaló una falta inexistente en el primer gol sevillista. Antes ya había ignorado un penalti a Weligton, que no pudo corregir luego el error de Albentosa en el primer gol hispalense. No contento con ello, Estrada permitió una clara agresión sobre Boka en el segundo tanto de los de Unai Emery que, como siempre desde sus tiempos de entrenador hooligan en el Valencia, hizo gala de su falta de deportividad en las declaraciones tras el encuentro: "el colegiado no ha influido para nada en el resultado". Ya tarda en ir al oculista el técnico sevillista.
Pero la derrota tuvo otros padres. Javi Gracia repitió el error de los cuartos de final de la Copa del Rey frente al Athletic cuando alineó a Antunes, dando sitio en el once inicial a un futbolista que ya se marcha: Amrabat, no estaba para jugar como se demostró claramente. Y aunque su planteamiento táctico maniató al Sevilla FC, jugar con un futbolista a medio gas nunca es rentable. La ausencia de cargos importantes en las instituciones futbolísticas españolas nos puede pasar factura como ya he advertido con anterioridad.
¿Quién nos va a defender contra Estrada Fernández en los círculos oportunos después de este arbitraje? ¿Un presidente que nunca está cuando hace falta, un abogado que no tiene poderes para hacerlo o quizás alguno de los consejeros sin poder de decisión en la entidad malaguista? Hay que estar atentos a la pantalla en los próximos días.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.