El fútbol no tiene memoria. Ni siquiera hace cinco meses que Míchel terminaba la temporada en loor de multitudes cuando ahora los denominados "palmeros" de Abdullah Bin Nasser Al Thani ya piden su cabeza. Los mismos que insultan, defenestran e incluso amenazan a periodistas honrados y les culpan por la debacle del Málaga CF.
Conviene recordar en este punto que los periodistas ni planificamos las temporadas ni fichamos ni dirigimos el club ni lo descapitalizamos ni lo entrenamos. Ni, sobre todo, en este caso en particular, tampoco vivimos a cuerpo de rey gracias a la entidad malaguista. Dicho todo esto y después del nuevo ridículo blanquiazul esta temporada -aunque sea realmente injusto- quedan pocos argumentos para mantener a Míchel al frente del banquillo costasoleño.
En la Copa de SM el Rey, en poco más de dos minutos, Nacho y Escassi, ambos tras jugada a balón parado, daban la vuelta al marcador y neutralizaban el golazo de Recio en la primera parte. Negar que se veía venir pese a las pocas ocasiones del cuadro soriano sería negar la realidad. El Málaga CF, al más puro estilo cholista, renunció al ataque en casi toda la segunda mitad y jugó a esperar el fallo del Numancia que no se produjo.
En otras palabras, casi es imposible jugar peor de lo que lo hizo el conjunto malaguista en Los Pajaritos. Y en esta ocasión ni hubo excusas arbitrales ni ninguna otra justificación.
Francesc Arnau ha planificado un desastre de equipo para esta temporada y Al Thani, con sus intromisiones y desinversión sin reducir la deuda -él sabrá lo que hace con el dinero-, está terminando de hundir la gran obra que en su día creó. Por primera vez Míchel cambió su discurso y atacó el nivel futbolístico de la plantilla. Es la primera muestra de debilidad del madrileño y quizás la última.
Es injusto que Míchel pague los platos rotos, pero … ¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.
