Muchos pensarán que el titular de esta opinión no se ajusta a la realidad del partido del Vicente Calderón. Incluso haya quien piense que trato de justificar la derrota del club blanquiazul frente a los rojiblancos. Otros lectores, que aprovechando que muchos de nuestros compatriotas, aunque sean católicos y cristianos, prefieren celebrar la fiesta pagana de Halloween a la festividad de todos los Santos como corresponde, creerán que quiero hacerles un trato o un truco.
Nada más lejos de la realidad, pero no me negarán que al Atlético de Madrid le sale un sarpullido, de un tiempo a esta parte, cada vez que tiene que jugar frente al Málaga CF. Los costasoleños son como la kryptonita para los madrileños. Sin ninguna duda, el material que dejaba maltrecho los extraordinarios poderes de Supermán causa el mismo efecto en los atléticos. Y eso que ayer los de Juande Ramos, especialmente Koné, se lo pusieron fácil.
En el primer gol colchonero le dejaron a Carrasco una autopista y el central malaguista, sin duda mermado por sus molestias aunque hubo de jugar de todos modos ante tanto lesionado, se limitó a aplaudir la jugada del belga. El gol que dio lugar al segundo tanto fue otro regalo de Koné, que sin duda confundió la fiesta pagana de Halloween con la de Santa Claus.
Pero entonces, en pleno dominio y oleada de juego rojiblanco por las bandas, apareció Sandro con la kryptonita blanquiazul para marcar un golazo extraordinario de falta. No es un nueve como lo era Salva Ballesta en la otra época de Juande Ramos con los malaguistas, pero en la forma de rebelarse contra la adversidad, contra el mal juego de los suyos o emplearse en meterles a todos en el envite, es único. Una vez más, los rojiblancos dudaron al encajar el gol.
Sin embargo, el bigoleador Gameiro devolvió la calma a las gradas del Calderón aunque fuese de forma momentánea a tenor de lo visto en la segunda parte. Después llegó la expulsión de Savic, error del árbitro que interpretó falta de éste en un resbalón que ni siquiera tocó al Chory Castro.
Cuando Simeone trataba de corregir el desaguisado marcó Camacho el segundo del Málaga CF, y los últimos veinte minutos los de Juande Ramos no supieron aprovechar numérica de la que dispusieron. Los atléticos emplearon las mil y una formas que Simeone les ha enseñado para que no se juegue al fútbol cuando no quieren hasta que Carrasco, al filo del añadido de partido, logró el cuarto gol y finiquitó la cuestión.
Un Málaga CF que es kryptonita para el Atlético de Madrid, al que ayer marcó dos goles, la primera vez en toda la temporada que los de Simeone encajan dos tantos en un mismo partido, y que pese a los regalos de Koné casi empatan el encuentro a pesar de acabar también con diez futbolistas.
