Durante las últimas temporadas ha ocurrido de todo en el fútbol español y, sin duda alguna, los señores colegiados se llevan la palma. Son, con diferencia, lo peor de la Liga. Y para más inri, ahora cobran unas cantidades desorbitadas aunque sigan teniendo los fallos de siempre, la querencia habitual blanca o azulgrana y la sempiterna manía de favorecer al grande y perjudicar al pequeño.
La misión de un árbitro es intentar pasar desapercibido, impartir justicia y, en lo posible, no inclinar la balanza del encuentro a favor del equipo con mayor presupuesto. Cuestión que por otra parte, en el fútbol español, ya hacen otras instituciones deportivas flagrantemente. Pero, siendo lo peor de la competición, y no hay más que ver las hemerotecas, quienes les dirigen desde el Comité Técnico de Árbitros son aún peores.
Durante varias temporadas entrenadores como Mourinho o jugadores como Dani Alves, y así podría seguir con una larga lista, han campado a sus anchas protestando, insultando y realizando declaraciones de alto voltaje sin que el mencionado Comité abriese expediente alguno.
La primera vez que Abdullah Bin Nasser Al Thani, presidente del Málaga CF, muestra su disconformidad con un arbitraje lamentable como el de Álvarez Izquierdo en el Benito Villamarín, entran a saco contra el máximo dirigente blanquiazul sin ningún miramiento. Con ese baremo arbitral desde el Comité Técnico de Árbitros contra Al Thani, que a fin de cuentas expresó un pensamiento desde el más absoluto de los respetos, hay profesionales del fútbol que estarían sancionados de por vida.
La cobardía para que el Comité no intervenga contra los grandes equipos y sus estrellas es idéntica a la de muchos arbitrajes de La Liga Santander, que nunca será respetada ni en Europa ni en Asia ni en los EE.UU. si se siguen cometiendo injusticias arbitrales jornada tras jornada. Se puede decir más alto pero no más claro. Al Thani lleva razón en su queja y el Comité Técnico de Árbitros es un esperpento cada vez mayor.