CUESTIÓN DE TIEMPO Y DE CALIDAD

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Sinceramente, en otras circunstancias, y no soy dudoso al respecto, servidor ya habría pedido el cese del entrenador o su dimisión por vergüenza torera. NO ES EL CASO. Míchel tiene poca culpa o ninguna en el orden del puñetero calendario de LaLiga, y menos aún en la lamentable, penosa, insultante, demencial y escandalosa confección de la plantilla. Salvo su "caprichito", léase Roberto, lo que es un gran acierto, todo lo demás es obra de Francesc Arnau -que suena según el Sport para el FC Barcelona, lo que hay que oír-, y del rácano presidente del club, Abdullah Bin Nasser Al Thani.

 

Cuando un club no invierte y el dinero acaba en los bolsillos de la propiedad de una u otra forma, es cuestión de tiempo que el equipo lo note en el terreno de juego. Cuestión de tiempo era salir derrotado del Sánchez Pizjuán ayer. Por muy buen planteamiento que Míchel inventase en la pizarra para el partido, ayer hasta en catorce ocasiones cayeron en fuera de juego los de Berizzo, es imposible frente a un plantel como el sevillista no encajar algún gol.

 

El penalty, inexistente de Roberto Rosales sobre Correa, abrió la lata blanquiazul para el Sevilla FC y, a partir de ahí, fue coser y cantar para los hispalenses. La sangría se quedó en 2-0 pero pudo ser peor. El Málaga CF tiene una alarmante desconexión con el gol, lo que unido que se convierte en muy vulnerable cuando asume riesgos. Ayer no fue culpa de nadie en particular, pero siempre existió la sensación de que los blanquiazules perderían el partido. Al final, 2-0 y pudo ser peor.

 

Por cierto, un diez para la afición sevillista por recordar en el minuto 13 el aniversario del fallecimiento  de José Antonio Gallardo.

 

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último, que va a hacer falta.