Hoy, un 2 de junio de 2018, el cielo de Málaga llora por el adiós de uno de sus hijos más importantes: ANTONIO GUADAMURO. Este malagueño insigne que nació en la calle Marqués de Larios, lo ha sido todo en nuestra capital de la Costa del Sol. Profesor de Educación Física en el Instituto Rosaleda, dejémosnos de eufemismos e hipocresías, ¿verdad, ANTONIO?; la Escuela Franco de toda la vida como te gustaba decir. Caballero Legionario de Honor, de la Congregación de Mena, una de las más grandes distinciones cofrades que uno puede recibir en nuestra bendita tierra. Hombre por derecho propio de Nuestra madre y señora de la Esperanza. Ahora le cantará junto al orador del verso hecho prosa, Antonio Garrido Moraga, desde la tribuna celestial que ambos compartirán. Como no rezarle cantando a la Virgen de Málaga.
Guadamuro tuvo la suerte de disfrutar del honor de ser pregonero de la Semana Santa de Málaga, que es lo más grande que le puede pasar a un malagueño que se sienta cofrade por los cuatro “costaos”. Antonio, desde su púlpito de la Cadena COPE, le narró durante más de cuatro décadas a miles de oyentes nuestra Semana Grande, nuestra Semana Santa. Ésos miles de oyentes se convirtieron en millones cuando la Cadena COPE retransmitía nuestros Desfiles Procesionales de Culto a toda España.
El maestro fue capaz de narrar el desembarco de la Legión, que acompaña cada año al Cristo de la Buena Muerte, de forma excelsa año tras año. Con un entusiasmo inusitado y a la par, con una extensa sucesión de datos de la Congregación, el Tercio legionario que nos visitaba, el traslado de la imagen, su entronización, etc. Pero podía pasar de esos momentos de esplendor, a explicarnos con igual claridad de ideas los santos oficios y estaciones de penitencia de nuestras archicofradias y hermandades en la Santa Iglesia Catedral malacitana.
Cinco años de retransmisiones de Semana Santa bajo su dirección y por las calles malagueñas han representado un aprendizaje para inigualable en mi vida personal y profesional. Pero GUADAMURO fue un periodista todo terreno, de los que ya van quedando pocos. Me hizo llamar por Manuel Merchant, otro grande de la prensa escrita que ya nos dejó, a instancias del extraordinario disertador y persona de exquisita educación, Francisco Fadón, para incorporarme a la entonces Radio Popular.
Durante casi seis años de intensa información deportiva, no sin los naturales roces de mi osadía, y su poca paciencia con los discípulos insolentes, me formé como comentarista deportivo. No fue difícil. Este maestro de maestros fue el único periodista que narró en directo el cuarto puesto de la España de Diaz Miguel en el Mundial de Baloncesto de Colombia. Nos hizo vibrar igual o más en la COPE, con la medalla de plata de los Chicho Sibilio, Epi, Corbalan y compañía en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (USA).
Viví con él lo mejor y lo peor del extinto CD Málaga. Tardes de gloria, con descensos infames y una vergonzosa desaparición con el silencio cómplice de la ciudad, sus instituciones, responsables políticos y masa social del club. ¿Les suena de algo en estos días?. También vivi con él los mejores años del baloncesto malagueño, con dos clubes como Caja de Ronda y CB Maristas, que asombraron a la España baloncestística de la época. La fusión de ambas entidades rompió muchos corazones, pero Antonio siempre confío en que Javier Imbroda lo llevaría a buen término. Balonmano, con su inseparable José Luis Cuberta, o Manuel Molina junto a Gálvez. Voleibol, con el Puerto Malagueño, mientras él departía con Ángel Bravo.Y así podría seguir eternamente.
No me olvido, aunque no lo compartí con él, de “El Búho Musical”, aquel programa en directo en la antigua Radio Popular en la Cruz de Humilladero, que tanta expectación levantaba cada noche junto a su inseparable Manolo Sanjuan, su técnico de cabecera. Como pueden ver, la COPE es mi casa, lo ha sido toda la vida, y en mi corazón, lo seguirá siendo para siempre. Aún no sé el por qué, o quizás si, por el que se me humedecen los ojos mientras escribo estas líneas, pero son tantos los recuerdos y las vivencias que los dedos casi escriben solos en el teclado del ordenador.
Estos últimos meses, y especialmente estas últimas semanas, han sido muy duras para todos. La vorágine diaria de trabajo, los mil y un compromisos del día a día, no me han permitido despedirme de mi maestro y amigo como hubiese querido.Si pude hablar con él personalmente en la Clínica El Ángel y andaba más que preocupado con las andanzas de su Málaga CF, ese día jugaba en San Mamés.Después de su operación, apenas una conversación telefónica cuando se repuso y poco más. Créanme que lo siento y mucho. Si pude darme cuenta ayer en el tanatorio del enorme cariño que los más cercanos estos días han tenido para con Antonio Guadamuro. Adolfo de Clemente, Carmen Bueno, Justo Gómez, Emilio Guerrero; y otras muchas personas cercanas al bueno de Guadamuro, cuyos nombres no recuerdo. De entre esos nombres es de justicia resaltar el ímprobo esfuerzo, que Adolfo Arjona, director de la Cadena COPE en Málaga, está realizando para que la figura y la persona de Antonio Guadamuro tenga el adiós que siempre se mereció pese a no tener ningún familiar ni cercano, ni lejano a su lado.
El comportamiento de humanidad y de persona de Adolfo Arjona y la gran familia de la COPE, es realmente ejemplarizante. Hoy al filo de las 13.00 diremos un ¡hasta pronto!, a Antonio Guadamuro. No será una despedida porque mientras alguien le recuerde narrando, comentando o escuchando sus palabras siempre seguirá a nuestro lado. La Málaga madrastra habitual que no cuida a sus hijos le debe al menos una calle, y de las importantes. Guadamuro, con su gracejo e ironía habituales, nos sonreirá desde el Cielo, sentado a la derecha del Señor mientras debate alguna frase reverencial con su “hermano” y reverendo padre Ignacio Bertrán, sobre ese museo en la calle que es el trono del Santísimo Cristo de la Expiración.
Luego se les erizará el vello escuchando una vez más los sones del Mater Mea, mientras Nuestra Señora de los Dolores Coronada cruza el dintel de la Casa Hermandad de la Expiración, a hombros de sus hermanos, para procesionar desde la Plaza Enrique Navarro. El estudio número uno de la CADENA COPE guardará silencio sepulcral por unos minutos. La persona que le da nombre a ese estudio nos dice ¡hasta pronto!, nunca un adiós definitivo.
Su Cristo de Mena y la Señora de la Esperanza ya lo esperan para recibirlo como a un buen cristiano y cofrade. Su magisterio no se va con él, se queda con nosotros como ejemplo periodístico inigualable, que debería ser enseñado en las facultades de periodismo españolas como ejemplo a seguir.
¡Descansa en paz!, amigo y maestro ANTONIO GUADAMURO.
Ahora más que nunca, TUYA ES LA TRIBUNA.