El “efecto Pellicer” desapareció de pronto frente al Elche. Los jugadores blanquiazules faltaron a su deber y a la profesionalidad, aunque muchos sean canteranos, que deben mostrar cuando defienden la elástica malaguista y llevan el escudo que a tantos nos representa en su pecho. Y no es la primera vez esta temporada, ya ocurrió en Huesca o frente al Escobedo, etc.
Cuando al fondo del bosque se vislumbraba una pequeña luz, en lo que a lo deportivo se refiere, llega este mazazo para la afición y con ello regresa la desconfianza y la desazón a la sufrida parroquia costasoleña. No hubo reacción acertada desde el banquillo ni pareció que los futbolistas, lo dicen de manera pública y en privado, estuviesen a muerte con el mister. Cierto es que en el vestuario existe ya una honda preocupación por el futuro de la entidad de Martiricos. Algunos cuentan ya las semanas que faltan para empezar a sufrir impagos mientras otros tienen claro que de seguir la “zona noble” como sigue, el club va a desaparecer y castigado al descenso por la LFP. Pero también lo es que a día de hoy han cobrado todos sus emolumentos y que se deben al club que les paga.
Los últimos 15 días y el cierre de mercado han sido un quebradero de cabeza para futbolistas como Antoñín, sobre todo para él por su edad y su entorno preocupante, Keidi Bare o incluso Adrián. Sin embargo, todos ellos deben recomponer la figura y seguir peleando por la permanencia sin excusa alguna que valga.
Respecto al club y su todavía presidente, Abdullah Bin Nasser Al Thani, muy malas noticias. No ha cumplido con la LFP y no ha vendido jugadores por los dos millones de euros que exigió su presidente Tebas para evitar impagos. Si nada ni nadie lo remedia el club dejará de pagar a futbolistas y a Hacienda más pronto que tarde pese al ahorro de la ficha de Keko Gontán.
Javier Tebas ya ni puede ni debe pasarle una más al Málaga CF, y si el club no es intervenido por la jueza del caso Accionistas Minoritarios o, en su defecto, el juez del caso BlueBay no cierra ya el mismo en favor de Jamal Satli Iglesias, la sociedad anónima deportiva está condenada a desaparecer en manos de Al Thani.
El maquiavélico plan que el máximo accionista del club y miembro muy lejano de la familia real catarí ordenó en su día a Moayad Shatat, “quítame el problema que tengo aunque sea haciendo que desaparezca el club”, en palabras del propio Shatat, está cada vez más cerca.
Memoria, en Elche, ninguna. Compromiso, aún menos. Fe, va siendo lo único que nos queda.
